BDSM Library - Carmela -Spanish

Carmela -Spanish

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Synopsis: Es una novela en espanol. Data de la epoca de la colonia Espanola en los anos 1840.

Carmela

Transcurria el ano de 1776. Las trece colonias Britanicas en la America del Norte habian declarado su independencia, y la guerra contra la corona Britanica estaba en su momento cumbre. Mas al sur, Espana fortalecia todo su imperio. Mayormente en su apreciada isla: Cuba.

La trata de esclavos era un gran negocios para los colonos, tanto como en la isla, como en los de las trece colonias, que habian en la America continental. Las grandes plantaciones de cana de azucar necesitaban esclavos fuertes y saludables para producir el preciado producto.

En la region oriental de la isla habia un gran colono llamado Regino Rodriguez. Don Regino era uno de los colonos mas ricos de la region. Contaba con unos dosientos esclavos a su servicio. Posseia dos ingenios azucareros que le rendian grandes dividendos. Pero tambien era bien conocido por su despotismos hacia sus esclavos y su desmesurado placer sexual hacia sus esclavas.

Un buen dia, Don Regino, como de costumbre, fue a ver un cargamento de nuevos esclavos que habia llegado al puerto de Santiago de Cuba proveniente de una de las colonias Britanica de America del Norte. Al llegar a la ciudad, Don Regino se hospedo en el hotel hubicado frente a la capitania de la ciudad. Por la tarde decidio irse al mejor paladar de la ciudad: La Casona Perla.

Dona Perla era la duena del lugar. Una mujer que se podia describir como la perfecta cubanaza. El lugar estaba hubicado en una enorme casa colonial, con patio con una fuente en el medio. Era de dos pisos, y numerosos cuartos que estaban hubicados alrededor del patio. El lugar era tanto de buena comida, como de todos los placeres sexuales mas inimaginables. Don Regino lo sabia y por eso visitaba a menudo el lugar. Como tambien Dona Perla sabia los gustos de Don Regino.

Don Regino y Dona Perla atravezaron el amplio patio cubierto de vegetacion. Caminaron un largo pasillo hasta llegar a una puerta que conducia hacia una escalera. Ambos encendieron sendas antorchas y descalaron la estrecha escalera.

Cuando ambos llegaron al salon ubicado debajo del edificio central, encontraron un salon con todos los instrumentos usados para la tortura en los tiempos de la inquisicion que estaban disponibles. En el medio del salon estaba una pequena jaula de gruesos barrotes. Dentro de ella, una mujer de piel canela, en sus veintes, de grandes y erestos pechos, de buenas piernas, y gran trasero se encontraba encerrada. Estaba completamente desnuda dentro de la jaula.

En una esquina, atada con guilletes a la pared, se encontraba una criatura de unos seis anos, muy parecida a la enjaulada persona, gimiendo y con lagrimas en su mejilla. Don Regino y Dona Perla caminaron alrededor del salon examinando todos los equipos y ambas victimas.

Don Regino camino hacia la jaula, y camino alrededor de ella, examinando a su enjaulada criatura. La enjaulada lo siguio con su mirada asustadiza. Tenia las manos encadenadas y su frente con gotas de sudor. Don Regino, sin decir una palabra, abrio despacio la puerta de la jaula. La enjaulada se movio para la esquina mas alejada de la puerta, pero como la jaula no era tan grande, Don Regino extendio su mano y le agarro el pelo. Despues la halo y la saco de la jaula. La mujer exclamo un grito de dolor, callo al piso y fue arrastrada hasta una mesa que estaba en el cuarto. Alli, con una extraordinaria maestria, Don Regino la ato en forma de cruz boca arriba.

La asustada mujer asintio con la cabeza.

La mujer se sonrojo, miro para su hija atada a la esquina, bajo los ojos y contesto que si con la cabeza. Don Regino indignado por la respuesta se quito su grueso cinturon de cuero curtido, lo doblo en dos, y golpeo con todas sus fuerzas sobre los pechos espuestos de la esclava. Esta a su vez, dejo salir un grito de dolor.

Don Regino camino hacia unas de las paredes donde colgaban varios latigos, y escogio uno para arear caballos. Tan pronto lo vio Jacinta, abrio los ojos, pero no pudo producir una palabra porque Dona Perla le habia colocado un supresor de sonido sobre su boca.. Don Regino desabrocho su saco y chaleco. Luego se lo quito y lo dejo tendido sobre el espaldar de una silla que habia en la habitacion. Despues camino despacio hacia la mesa donde estaba amarrada Jacinta, quien lo miraba con ojos de miedo y espanto. Se aproximo a ella y le mostro su instrumento de tortura. Ella abrio los ojos tan grande como podia, poseida del miedo y el dolor que iba a experimentar.

Don Regino levanto su brazo sosteniendo el latigo y lo descargo sobre los muslos de la infeliz esclava. Ella emitio un sonido y viro su cara hacia la esquina donde su hija la miraba con cara de angustia y gritaba "mama." Sintio que su piel era quemada. Mientras tanto, Dona Perla se le acercaba a la nina. El segundo latigazo, Don Regino lo descargo sobre el vientre de Jacinta. Ella sintio como una barra de hierro caliente en su cuerpo. Toda su piel se erizo, trato de gritar, pero no podia. Se trato de mover, pero fue en vano; sus piernas y brazos estaban atados. Don Regino le complacia martirizarla a ella. Cuando Jacinta miro para la esquina donde su hija estaba, vio como Dona Perla sostenia a la desnuda nina entre sus brazos. Jacinta sintio probablemente lo que su madre sintio cuando fue humillada por su anterior ama en frente de ella. El cuerpo de Jacinta hervia como agua caliente con los latigazos que Don Regino le estaba dando. Al mismo tiempo, ella sentia la inseguridad de lo que iba a pasa con su pequena hija.

Don Regino desamarro y levanto de la mesa a la exhausta y medio inconsiente Jacinta, para colgarla de sus manos de las cadenas colgantes del techo. Despues, usando un mecanismo, la subio hasta que sus pies tocaban el suelo solamente con la punta de los pies. El cogio un cubo de agua y lo vacio sobre el maltratado cuerpo de Jacinta.

Cuando ella se recupero, vio a Don Regino sentado en un butacon mirandola a ella. Cuando ella miro hacia la esquina en la que estaba su hija, su hija no estaba. Asustada, miro hacia el lado contrario, y vio que la cabeza de Dona Perla estaba hundida en medio de su las piernas de su pequena hija. La cara de su hija era de consternacion, y Jacinta recordo lo que a ella le habia tocado vivir, y cerro los ojos, para dejar paso a sus lagrimas.

Don Regino le ordeno que abriera sus ojos para que viera el expectaculo. Jacinta se nego hacerlo, y Don Regino pego su ensendido tabaco en su gluteo, lo cual hizo que Jacinta pegara un fino aullido. El agudo dolor causo la senzacion de amargura y desconsuelo. Ella trataba de cumplir con los reclamos de Don Regino, y este a su vez la seguia torturando.

Mientras tanto, Dona Perla seguia lamiando el dulce sexo de la menor. La menor, que no habia experimentado nada anteriomente, no sabia que hacer. Veia a su madre, quien era su unica protecion, atada, humillada, y vejada, y observaba como ella era manipulada sexualmente. A pesar de su corta edad, sus partes interiores comenzaron a sentir la humedad del anticipo del orgasmo por las carisias ofrecidas por la lengua de Dona Pilar. Jacinta lo constato en la mirada de su hija. Cuando de repente la nina comenzo a respirar agitadamente, y a mover su pequeño cuerpo descontroladamente. Esto produjo un efecto secundario en Dona Perla, la que agudizo el movimiento de su lengua, y con una mano comenzo apretar su bien formado pezon, y con la otra tocaba los de la pequena Carmela.

Don Regino se habia exitado enormemente con la escena, y su abultado pene palpitaba dentro de su pantalon. El desamarro a Jacinta y la tendio en el frio piso y quito la venda de la boca. Don Regino abrio su portanuela y expuso su gran pene cerca de la boca de Jacinta, la que sintio el mal olor del mismo, y trago en seco.

Jacinta, sin tener mas remedio, abrio su boca para darle paso al pene de Don Regino que dificilmente le cabia en su boca. El a su vez, la sujeto por detrás de su cabeza y forzo a que ella tratara de introducircelo completamente en su boca. Pero eso era algo imposible. La respiracion de Jacinta se vio cortada por la penetracion del pene en su garganta. Trato de tocer, vomitar, y rechazar semejante objeto en su garganta, pero Don Regino seguia sujetandola fuertemente. Hasta que por un milagro, el pene se retiro momentaneamente de la boca y garganta y un enorme burbujon de espeza saliva salio de la garganta de la esclava. Ella entonces pudo coger un respiro, pero tocia y mas saliva salia de su violada boca.

La experiencia fue tan amarga, que Jacinta se olvido por un momento de su atormentada hija por su sentido de conservacion para sobrevivir. Cuando trato de mirar para su hija, Don Regino le sujeto la cabeza para poder penetrarla por la boca una vez mas. Su pene estaba cubierto completamente con la saliva de la martirizada Jacinta, la que no se podia negar a seguir chupandoselo. El pene entro mas profundo y la garganta de ella se abulto, como cuando una culebra se traga un raton. Ahora Don Regino lo introducia y sacaba mientras miraba a Dona Perla satisfacer a la nina con mas placer. Dona Perla abandono su la mano de su pezon para colocarla dentro de sus piernas, y comenzar acariciarse ella misma. Despues abandono la mano del pezon de la nina para penetrarla por detrás suavemente despues de mojar su dedo indice con su propia saliva. La nina produjo un grito de compacion y dolor pero Dona Perla estaba en su punto.

Con esto, Dona Perla estaba llegando a su climax y Don Regino no se quedaba detrás. Casi al unisono, ambos llegaron al orgasmo. Entre las bien formadas piernas de Dona Pilar se podia observar sus fluidos, mientras que Jacinta trataba de beberse ahogadamente todo el semen de Don Regino, mientras la pequena nina se retorcia de un inexplicable placer nunca antes sentido.

Los cuatros respiraban agitadamente. La madre y la hija sintieron alivio que sus amos hubieran saciados sus placeres con ellas, porque ahora iban a poder descansar. Esa fue la primera experiencia que ambas padecieron en la isla llamada Cuba.

Don Regino y Dona Perla se miraron con cara de satisfaccion. Entonces fue cuando Don Regino le dijo con una risa en sus labios.

La sangre subio a las mejillas de Jacinta, mientras que su hija no sabia de lo que se estaba hablando.

La atada esclava la miro con ojos bien abiertos y asintio con su cabeza. Despues, bajo sus ojos en forma de humillacion y asintio con su cabeza. La nina miro azombrada como su madre concentia que ella fuera usada de la manera que otra persona la quisiera.

Despues de la conversacion, Dona Perla y Regino se retiraron, dejando a la madre enjaulada y a la nina atada en una esquina.

Al otro dia por la manana, Don Regino se dirigio al puerto santiaguero donde estaba varado un enorme barco negrero. En un gran almacen, tenian confinados a todos los esclavos que iban a subastar. Entre ellos estaban mesclados los hombres y mujeres que serian inspecionados por los compradores. Don Regino tenia una practica asombrosa para seleccionar los mejores.

Miguel era joven, atractivo, que nadie pensaria lo despotico que era y el trabajo que realizaba. Don Regino y el se llevaban muy bien, y Miguel le dejaba escoger los mejores esclavos que venian en los cargamentos negreros. Y como era temprano, Miguel invito a Don Regino a entrar en otra habitacion donde no habia tanto olor putrido. Don Regino acepto la invitacion.

Ambos hombres se levantaron y caminaron hacia una puerta hubicada al final del cuarto. La puerta era como las puertas de los calabozos. Cuando Miguel la abrio, Don Regino pudo constatar que se trataba de un calabozo. El calabozo era pequeño; unos tres metros por cinco. En una esquina se hallaba encadenada, una bonita y semi desnuda negra en sus catorce o quince anos. En una de las paredes habia una rustica cama de madera tendida con una sabana blanca. En el otro lado, una pequena mesa y un taurete.

Dicho eso Miguel se dirio hacia la esclava, la cual tenia un bonito cuerpo, y le agarro por los pelos. Luego, sin motivo alguno, le propino unas fuertes bofetadas. Despues le safo las cadenas de los grilletes de las manos y los pies. La esclava lloraba y temblaba del temor que sentia por lo que se avecinaba. Sin perder su tiempo, Miguel le dijo a Don Regino que se sentara en el taurete y se sacara su pene. Don Regino le obedecio, y cuando saco su enorme pene, ya lo tenia en completa ereccion. Miguel le pregunto a la asustadiza y sumisa esclava:

Y diciendo eso, Miguel dirigio la cabeza de la maltratada esclava, tirando por sus pelos, en direccion del erecto pene de Don Regino, que miraba el expectaculo con satisfaccion. La joven esclava obedecia en contra de su voluntad, pero no tenia mas remedio que obedecer. Ella abrio su boca y saco la lengua para provar el objeto antes de metercelo en su boca, y sintio el sabor salinoso de la misma. Luego abrio mas su boca, y dejo que el pene de Don Regino se deslizara dentro de la misma. El sabor y olor del pene le dio nauseas, y como reacion inconsiente de su cuerpo, cuando Miguel le empujo su cabeza mas abajo, ella trato de cerrar su boca y preciono su blancos dientes sobre el pene de Don Regino. El por su parte emitio un ahullido de dolor y protesto. Ademas, le dijo a Miguel que ella le estaba mordiendo el pene, que eso no era placer. Sin soltarle el pelo, Miguel agarro el latigo que tenia en su cintura, y le pego a la joven en sus gluteos unos fuertes azotes. Esta, sin saber que hacer, exclamo con un grito de dolor, y abrio mas su boca, la cual tenia el pene de Don Regino dentro de ella.

Despues de acostumbrarze al nauceabundo olor del sexo masculino, la joven esclava comenzo a chuparlo como se chupa hoy en dia una chambelona. Poco a poco, Miguel la obligaba a que el pene se introdujera mas profundo en su boca, lo cual le hacia producir un gran volumen de saliva. Esto provocaba un gran estimulo para la morbosidad de ambos hombres.

La pobre esclava se ahogaba con el gran pene en su boca y garganta, pero trataba de obedezer para no ser castigada cruelmente. En esos momento le estaba chupando al pene a Don Regino y Miguel la sujetaba con una mano, mientras con la otra se acariciaba su pene. Miguel se posesiono detrás de la esclava y comenzo a rozar su pene por el virginal clitoris de ella. Por primera vez en su vida, la joven esclava sintio el miedo de que semejante objeto penetrara su virginal vagina.

Un escalorfrio bajo por la espina dorsal de la joven esclava. Ella no creia lo que estaba pasando. Era un primer dia para ella: la primera vez que mamaba un pene, la primera vez que la penetraban por su vagina, y la primera vez que la penetraban por el orificio anal. Para ella habia sido un dia de primeras emociones. Tambien penso en sus alternativas, y la unica era obedecer a sus futuros amos si queria sobrevivir.

Don Regino se levanto del taurete para dejarle paso a Miguel. Este, ya sin ropa, se sento con las piernas abiertas y su pene erecto. La joven esclava, siguiendo sus instintos, se paro en medio de las piernas de Miguel con sus piernas abiertas y diriguio el pene hacia su virginal vagina. La cabeza del pene rozo la entrada vaginal, y comenzo su asenzo hasta el final. A la mitad del camino trompezo con la barrera del himen. Ella sentia como un gran dolor la penetraba, pero sin tener otra alternativa, trataba de obedecer a pesar de los dolores fisicos y morales. Antes de que la barrera del himen se rompiera con el pene de Miguel, sintio que Don Regino se posessiono detrás de ella, y el pene de el toco su ano.

De pronto Miguel movio sus caderas hacia arriba y rompio el himen de la virgen esclava. Esta a su vez, emitio un ahullido de dolor y pidio que tuvieran misericordia con ella, mientras lloraga y rogaba. El pene de Don Regino paso por el primer musculo anal de la esclava, y esta sintio doble dolor. El dolor de ver su vagina penetrada por primera vez y el dolor de la penetracion de su ano por un pene tan grande. Ella no podia controlar que su cuerpo tratara de evadir dichos objetos, y se movia para tratar de evadirlos, pero era imposible. Ambos hombres la seguian penetrando mas profundo hasta que llegaron al tope de sus penes. Sintio que se desmallaba y que su cuerpo era partido en dos. Todo se le nublo. Despues, ambos comenzaron a sacar y meter sus penes en los agujeros de la martirizada esclava, quien lloraba y pedia que pararan. Ambos seguian, sin prestar atencion a los reclamos de la torturada negra, hasta que empezaron a sentir la sensacion de un cercano orgasmo. Ella sintio como los fluidos de ambos se descargaban dentro de ella, y sus penes se volvian flacidos tambien. Ambos sacaron sus penes dentro de ella y la tiraron sobre la blanca sabana en la cama que estaba en la pared. La sabana quedo marcada por la sangre del los virginales agujeros penetrados. Despues, ambos se vistieron y abandonaron el lugar sin emitir una palabra a la humillada esclava que gimia encogida sobre la rustica cama.

Don Regino compro en Santiago de Cuba una veintena de esclavos y esclavas. Todos eran jovenes, fuertes, y gozaban de excelente salud fisica. Gracia a la cooperacion de Miguel. Para no perder tiempo, Don Regino mando a los aquiridos esclavos con el mismo Miguel para su hacienda para quedarce unos dias mas en la ciudad. Al otro dia, todos estaban arribando a la hacienda de Don Regino.

Cuando Don Regino viajaba, cosa que se hacia frecuente, su esposa, Dona Antonia, se quedaba al frente de la hacienda. Ella era la personificacion de Don Regino, pero en mujer. Tambien era despotica, sabia lo que su marido hacia, ella lo complacia, y practicaba los mismos juegos que Don Regino: el despotismo, maltrato de todo tipo, y deseos sexuales, tanto con hombres como mujeres. En otras palabras, ella era ninfomaniatica.

Miguel desendio de su caballo y ambos se dirigieron hacia el barracon. El barracon era estrecho y largo, con puertas amplias. Ha pesar de no tener ventanas, sus paredes de llaguas y techo de guano hacian la temperatura calida y agradable. En una de las paredes, se encontraban alienados veinte y dos esclavos y esclavas, todos desnudos. Como lo habia dicho Miguel, todos eran jovenes y parecian saludables. Entre ellos habian dos machos que parecian gemelos, ambos tendrian unos quince anos, musculosos, y pene grande. A Dona Antonia le llamo la atencion, y le propino un fuerte latigazo a uno de ellos.

Dona Antonia hizo que los dos hermanos y la hermana se pararan al frente. Ella camino alrededor de ellos examinandolos con la vista. Luego, con la punta del latigo comenzo a tocar los cuerpos y los genitales de los tres hermanos.

Un frio sudor corrio por las espaldas de los hermanos. Ellos sabian lo que era el trabajo de las plantaciones y sus cuerpos no estaban acondicionados para tales labores. Normalmente, los esclavos de las plantaciones de cana aran levantados a las cuatro de la manana a fuerza de latigazos. Solamente comian un mendrugo de pan con un poco de agua con azucar. A las cinco arrivaban a los canaverales para comenzar la labor hasta las once y media de la manana. Los mayorales eran muy despoticos y cuando un esclavo o esclava se caia de cansancio, ellos se las arreglaban para hacerlos despertar a fuerza de latigazos. A la hora del almuerzo, comian un poco de sancocho y eran retornados a las labores hasta las seis de la tarde. Lo que no cumplian con la cuota de cana de azucar eran castigados severamente. Los hermanos sabia lo que le esperaba si no cumplian con las ordenes de Dona Antonia.

Esta sin decir una palabra, posesiono a la hermana de frente a sus hermanos mayores. Despues, con una maestria incalculable, Dona Antonia descargo el latigo en las partes tracera de las rodillas de la joven esclava. Esta sin poder resistir, callo rodillada frente a los inerters penes de sus hermanos, y dejo salir un grito de dolor de su asustadiza garganta.

La joven esclava miro a su alrededor sin saber que hacer. Tambien observo que todas los miradas estaban concentradas en ella, y que arrodillada frente de los penes de sus hermanos, no tenia mas que dos alternativas: obedecer o ir a parar a las plantaciones despues de un cruel castigo. Despues levanto su mirada para buscar una respuesta en los ojos de sus hermanos, y encontro miradas asustadizas y llenas de confucion. Entonces, ella obedientemente dirigio sus labios hacia el pene de unos de sus hermanos. Recordo, que durante sus dos previas experiencias sexuales, su amo la habia penetrado con su pene, pero no la habia hecho tener sexo oral.

Inconcientemente, abrio sus labios para poner dentro de su ensalivada boca el inerte pene de su hermano, quien a su vez sintio un cosquilleo, solamente sentido antes cuando el nino de la hacienda le habia obligado a exponer y dejarse hacer lo mismo una vez. Entonces fue cuando la joven esclava, resignada, comenzo a chuparlo, mientra se lo introducia y sacaba de su boca. El esclavo sintio el placer y su pene se mostro tan grande era con su erecion. El pene del joven hermano era de unas 12" de largo por una pulgada y media de ancho.

Dona Antonia con el mango del latigo hizo que la esclava dirigiriera su boca hacia el pene del otro hermano. Este sintio el mismo placer y su pene se puso tan tieso como el anterior, demostrando su similaridad de hermandad de gemelo. Despues, la ama de la hacienda hizo que la joven esclava alternara ambos penes en su virginal boca. Mientras tantos, los demas esclavos observaban con miradas lujuriosas, y los masculinos presentabas pruebas de ereciones, mientras las femeninas, ponian sus manos en sus genitales y se acarisiaban discretamente. Miguel y Dona Antonia se dieron cuenta de lo que estaban sintiendo el recien llegado grupo de esclavos y esclavas. Entonces decidieron dales un poco de placer como bienvenida a la hacienda. Tambien, en la cara de ambos se veia la expresion del placer lujurioso que ambos sentian a su vez.

La joven esclava trataba de ajustar su pequena boca a los alargados y anchos penes de sus hermanos. Ella obedecia y Dona Antonia le empujaba su cabeza contra los penes, lo cual ella tenia que introducir mas profundo en su garganta. Esto le producia dolor, humillacion, y una gran cantidad de saliva que brotaba de su boca y que caia sobre sus erectos y jovenes senos; pero no tenia otra alternativa que obedecer. Todos en la encerrada habitacion estaban sintiendo el olor del placer de la lujuria de ver a una obligada joven esclava propinarle tan agradable placer sexual a sus dos hermanos.

Despues de unos quince minutos, Miguel le suguirio a Dona Antonia porque los hermanos no le hacian doble penetracion a la joven esclava. Esto causo un gran espasmo en los hermanos porque ellos no sabian de lo que estaban hablando. Pero, pronto lo supieron.

Dono Antonia ordeno que unos de los hermanos, con el pene erecto como un poste de cerca, que se tendiera sobre el piso de tierra. Luego ordeno que la joven esclava se introdujera el enorme pene en su casi virginal vagina. Cuando, esta llorando, pidiendo clemencia, y forzosamente pudo introducirce la mitad del pene de su hermano, Dona Antonia le ordeno al otro que introdujera su erecto pene en el orificio anal de la esclava. Esta a su vez, sintio que se moria. Como era posible que ella pudiera soportar los enormes penes de sus hermanos dentro de ella al mismo tiempo? Se pregunto a si misma, imaginandose el terrible dolor y vergüenza pidio clemencia. Sus lagrimas corrian por sus mejillas.

El hermano se arrodillo en medio de las piernas del hermano, y en medio de los separados gluteos de su torturada hermana, que tenia atravezada su vagina. Despues dirigio, por obligacion, su erecto pene hacia el ano de su hermana, y comenzo hacer presion para que el ano dejara entrar su abultado y grueso pene. Ella sintio que una barra de fuego la estaba tratando de partir en dos. Era la peor pesadilla de su corta vida.

En ese momento el hermano que estaba penetrando a la esclava por la vagina habia conseguido penetrar todo su pene en la estrecha y angosta, y ahora mojada vagina. El otro trataba que su pene penetrara el ano, pero era casi imposible. Mientras tanto Dona Antonia y Miguel se deleitaban con el espectaculo. La joven esclava sintio que su anillo anal le daba cabida al erecto y enorme pene de hermano en su virginal ano. En ese momento, ella sintio como que un hierro caliente la estuviera partiendo en dos. Tambien sintio nauseas y ganas de morir, pero el sentido de supervivencia la hizo soportar tan inmenzo dolor. Pidio clemencia y perdon, pero sus amos se seguian deleitando con el espectaculo.

El barracon se lleno con los gritos de pedidos que hacia la martirizada esclava. Pero a pesar de sus sufrimientos, los admiradores lo estaban disfrutando. Los esclavos mostraban sus penes erectos; los cuales no se los tocaban por miedo a castigos, mientras las esclavas disimuladamentes acarisiaban sus clitores con sus manos cruzadas delantes de sus montes de venus, en senal de decoro. Todo esto mientras Dona Antonia y Miguel se tocaban sus partes sin el mayor decoro.

Despues de unos interminables cinco minutes de penetracion, los hermanos estaban a punto de ejacularce, y miraron hacia su ama, la que asintio con su cabeza. Al unisono, ambos hermanos ejacularon sus sendos semenes dentro de los orificios de su joven hermana, la cual los sintio como enormes golpes de espezos y peguajosos liquidos dentro de ella. Para su alivio, despues sintio que los penes se volvian flacidos, lo cual le producia menos dolor. Ambos hermanos respiraban rapidamente sobre los pechos y espalda de su penetrada y maltratada hermana. Ella lloraba de dolor y humillacion. Nunca antes penso que iba hacer obligada a tener sexo con sus familiares cercanos y mas delante de otros esclavos como ella, como eran los demas diescinueves obligados observadores esclavos, mas los dos morbozos amos.

Con una destreza increible, Dona Antonia se depojo de todas sus ropas y se tendio sobre el sucio piso de tierra del barracon, y ordeno a los demas esclavos que se masturbaran y derramaran sus semenes sobre todo su cuerpo. Los esclavos obedecieron al instante. No era comun que una ama se comportara de esa manera con ellos y les dejara satisfacer sus necesidades sexuales, y se reunieron en un circulo alrededor de ella. Todos estaban con sus penes erectos, listos para la tan placentera ejaculacion, como lo estaba deseando Dona Antonia acostada en medio de ellos.

Mientras tanto, Miguel se hacia cargo de las jovenes esclavas. Las cuales escogia al asar y les hacia mamar su bien formado y erecto pene o penetraba por los agujeros que el escogia. Las esclavas demostraban que estaban acostumbradas hacerlo porque no ponian mayor resistencia. Aunque cuando algunas eran penetradas por el ano, lloraban y sentian profundo e hiriente dolor, lo cual producia mayor virilidad y lujuria en Miguel.

Los esclavos alrededor de Dona Antonia se comenzaron ha ejacular, regando su calido semen sobre el cuerpo de su ama, y esta a su vez, comenzo a disfrutarlo acarisiando su clitoris. Mientras mas semen era derramado sobre ella, mas excitada se comportaba Dona Antonia. Al final, sin poder contenerse, se arrodillo, y dirigio su boca hacia el ultimo esclavo que estaba a punto de ejacularce, e introdujo el enorme pene dentro de su boca sin respirar. En milesimas de segundos, el pene del esclavo desaparecio dentro de la boca y garganta de la ama. Este a su vez, no podia contener la ebullente ejaculacion que se aproximaba, mientras que Dona Antonia estaba teniendo su climax sexual. Al unisono, el semen del esclavo penetro la profunda garganta de su ama, cuando esta llegaba a un intenso orgasmo. Dona Antonia trago hasta el ultimo sorbo de semen del esclavo.

Miguel, a su vez, introdujo su pene en el virginal agujero del tracero de una de las negras esclavas, la cual lloro y emitio un grito de dolor, y se eyaculo copiosamente.

Todos los esclavos y esclavas fueron bienvenidos a la hacienda. Y los hermanos fueron designados a las haceres domesticos.

Don Regino se dirigio hacia la casa de Dona Perla como era costumbre. En su mente estaba presente la esclava Jacinta y su hija Carmela. Al llegar, fue recibido como siempre Dona Pilar lo recibia.

Despues de cruzur algunas palabras, Dona Pilar dirigio a Don Regino hacia su favorita habitacion. Alli se encontraban atadas Jacinta y Carmela. Ambas desnudas se encontraban atadas de frente en forma de abrazo. Dona Pilar se dirigio hacia ambas y las desato. Luego le dio instrucciones a Don Regino para que se sentara y observara, cosa que le encantaba. Dona Pilar hizo tenderce en el suelo a la madre. Luego, le hizo abrir sus bien formadas piernas. Despues hizo que la nina se arrodillara entre las piernas de la madre, y le dio instrucciones como lamiarle los genitales, sin olvidar su orificio anal. La nina, sin tener otra alternativa, comenzo ha obedecer las ordenes de su ama. La madre veia con asombro lo que su hija era obligada hacer, pero tambien no queria ofrecer resistencia por el temor a la furia de su ama.

Dona Pilar se encontraba arrodillada sujetando con una mano la cabeza de la nina, mientras que con la otra le penetraba con un dedo el ano de esta. De pronto la madre empezo a sentir el cosquilleo dentro de ella. Como era posible que su hija le produjera este placer? Se pregunto haci misma la martirizada esclava. Al notar lo que estaba sintiendo la esclava, Dona Pilar le dio instrucciones a la nina para que lamiera mas rapido y con mas fuerzas y que introdujera sus pequenos dedos dentro del ano de su madre. En reaccion, la madre comenzo a mover sus caderas en forma circular hasta que exploto su enorme orgasmo. Cuando la nina removio su cara de los genitales de su madre, la tenia toda embarrada del semen de su madre.

Entonces fue cuando Dona Pilar le dijo a la nina que introdujera su mano en la vagina de su madre. Ambas se quedaron pasmada de oir semejante orden de su ama. Al ver que ambas dudaban de la orden dada, Dona Pilar cogio un latigo y comenzo a descargarlo con todas sus fuerzas ensima de los cuerpos de ambas esclavas. Estas a su vez comenzaron a llorar y a pedir clemencia. Despues, gimiendo del dolor y la vergüenza, la madre su posiciono en cuatro. La nina, que tambien estaba gimiendo, se posiciono detrás de su madre y comenzo ha introducir sus dedos dentro de la vagina de su madre. Poco a poco, la vagina de la mayor de las esclavas se fue enzanchando hasta que la mano de su hija se introdujo hasta la muneca. Luego Dona Pilar le ordeno que la comenzara a meter y sacar.

Dona Pilar se aproximo a ambas esclavas con un pomo de vacelina, y unto un poco de esta en el ano de la madre. Despues le dijo a la nina que introdujera su otra mano en el ano de su madre. Esta abrio los ojos, el dolor era irresistible. Cuando la mano de la nina comenzo hacer fuerza a la entrada del cerrado orificio, la madre sintio que era partida en dos. Un gran dolor y temblor recorrio todo su maltratado cuerpo. Sin esperarlo un grito de dolor broto de lo mas profundo de su alma. Las lagrimas corrian por su mejillas, y mordia sus labios; nunca penso en tan semejante dolor y vergüenza.

Dona Pilar se desnudo de la cintura para abajo, y se arrodillo frente a la martirizada madre. Despues le dijo que se lo mamara hasta que ella quedara satisfecha. A pesar del dolor, la esclava obedecio y con su punteaguda lengua comenzo acariciar los genitales y ano de su ama, mientras que su hija metia y sacaba sus manos de su vagina y ano.

Don Regino se encontraba sentado en un taurete acariciandose su erecto y abultado pene disfrutando el espectaculo. La esclava mayor estaba haciendo un buen trabajo porque Dona Pilar estaba llegando al orgasmo bien pronto. Cuando de pronto exploto en un gran orgasmo que bano de semen todo el rostro de la martirizada esclava. Despues la jadeante Dona Pilar le dijo a la nina que parara y ambas esclavas obedecieron, para alivio de la madre, y se arrodillaron con la mirada hacia el piso. Los agujeros de la madre ardian como hierros calientes.

Dona Pilar, que se encontraba desnuda, se posisiono en cuatro, mientras Don Regino dirigia su erecto pene hacia el orificio anal de su amiga. Esta tenia el culo bien lubricado por la mamada que le habia dado la esclava. Ambas esclavan miraban con asombro la lujuria de sus amos, quienes sin el menor decoro se complacian sexualmente.

El abultado pene de Don Regino hizo presion en el apretado ano de Dona Pilar, la que dejo escapar un grito de dolor. Una, despues dos, despues tres pulgadas se iban desapareciendo dentro el apretado ano hasta que el abultado pene desaparecio completamente dentro del agujero. Luego Don Regino comenzo a introducirlo y sacarlo despacio. Despues que el pene y el apretado ano se acoplaron, ambos comenzaron a moverse mas rapido y ha jadear de placer. Don Regino le pregunto a Dona Pilar que si se podia ejacularce dentro de ella, lo cual consintio. En un momento, Don Regino emitia gritos de placer mientras que injectaba su abundante semen dentro del ano de su amiga. Cuando el ahora flacido pene salio del ano, Dona Pilar le pregunto,

Dicho eso ambos ordenaron a las esclavas a que los limpiaran y vistieran. Dona Pilar volvio a encadenar a sus juguetes, y ambos abandonaron la habitacion. Ya era tiempo de regresar a la hacienda.

Don Regino arribo a la hacienda al anochezer. Dona Antonia lo recibio con un abrazo un beso. Despues de dejarle saber todo lo que habia occurrido en la hacienda desde su partida, Don Regino y Dona Antonia fueron para la biblioteca. La biblioteca de la mansion era amplia y espaciosa, con libreros de la mejor madera, los cuales tenian una completa colección de todas las enciclopedias y los mejores libros publicados. Tambien habia un buro de caoba y unas butacas al lado de un espacioso sofa. En una esquina de la habitacion ardia la chimenea, cuidade por una joven esclava.

Don Regino le conto a su esposa, con lujo de detalles, sus aventuras en casa de Dona Pilar, y en la mirada lujuriosa, se demostraba cuanto Dona Antonia lo disfrutaba. Tambien ella le conto su aventura con los nuevos esclavos. Al escuchar la historia, la joven esclava parada al lado de la chimenea, se ruborizo porque ella habia sido la interprete con sus dos hermanos. Los amos se dieron cuenta enseguida.

Ambos la hicieron que se acercara a ellos. Entonces fue cuando la joven esclava se dio cuenta de lo que le esperaba.

Don Regino la inspecciono con su mirada, y sin decir otra palabra le quito las ropas, para exponer el bonito y bien formado cuerpo de la joven. Esta a su vez, dejo que su amo hiciera lo que le placia. Para eso ella era su propiedad. Seguido, Don Regino comenzo a tocarle el cuerpo, como quien inspeccionara un trozo de carne. Cuando le apreto unos de los pequenos pezones, la joven esclava, sin poder contenerse, emitio un ahullido de dolor. Esto provoco una sonriza de satisfaccion en la cara de ambos amos.

Dicho esto, Don Regino se posiciono en la cabeza de su esposa y diriguio su abultado pene en direcion de la abierta y hambrienta boca de su esposa. Esta a su vez, cerro los labios alrededor del erecto pene. Poco a poco, el pene se fue desapareciendo dentro de la garganta de la blanca mujer, mientras que la negra mujer seguia lamiando los genitales y ano de su ama.

El cosquilleo del orgasmo comenzo a ebullir despues de unos diez minutos. La joven esclava se habia echo una experta en esos minutos, y ahora Dona Antonia se retorcia de placer con el pene de su marido hasta lo mas profundo de su boca, lo cual le hacia producir un gran salivaje y toz. Ambos al unisono, llegaron a sendos orgasmos, y Dona Antonia se aglutino todo el semen en su martirizada garganta, hasta que trago la ultima gota. Mientras tanto, la esclava Laura sentia por primera vez en su vida como los liquidos de otra mujer corrian por su boca y cara. La verdad que no le desagrado.

Terminada la copulacion, la esclava limpio y vistio a sus amos, lo cual se retiraron para su alcoba.

Al dia siguiente, Don Regino, Dona Antonia, y el mayoral Miguel recibieron la triste noticia de la muerte de Dona Pilar. Immediatamente, ambos hombres decidieron irse para la ciudad para arreglar el funeral de su amiga.

Dona Pilar habia muerto en manos de unos de sus amantes, la que la mato de un disparo, y despues se suicido. Muchos santiageros y colonos de la region lamentaron la muerte de Dona Pilar puesto que ella era la que conocia los gustos de ellos. Y Don Regino y Miguel no fueron los unicos que lleguaron al funeral de la Dona Pilar.

A pesar de la pena que llevaba Don Regino en su corazon por la perdida de su gran amiga, no dejaba de pensar en las dos esclavas que habian sido posesion de la fallecida. Tan pronto como arribo a Santiago de Cuba, le dio instrucciones a Miguel para que ambas esclavas pasaran a su posesion costara lo que costara.

Eso no fue dificil para Miguel, quien era amigo del joven y homosexual contador de la fallecida Dona Pilar. Su nombre era Carlos, y estaba en sus tempranos veintes, delgado, lampicho, y con cara de mujer. El se vestia con las mejores y estrafalarias ropas de la epoca.

Ambos se encontraban solos en la recamara de los invitados. La recamara era amplia y espaciosa. En ella se encontraban dos grandres butacones, una mesita, y un sofa. En las paredes se encontraban colgando grandes cuadros que representaban el erotismo del siglo de oro de la gran Grecia. Tambien era iluminado por las llamas que brotaban de la chimenea.

Dicho esto, Carlos se avalanzo sobre el consternado Miguel, y puso su boca sobre la de Miguel. Este no sabia que hacer, pero al segundo su lengua estaba jugueteando con la de Carlos, y ambos estaban abrazados, como dos enamorados amantes. Con destresa, ambos comenzaron a desnudarse hasta que quedaron completamentes desnudos con sus penes erectos en el medio de la habitacion.

Carlos comenzo a pasar su lengua por todo el cuerpo de Miguel, lamio sus axilas, sus pezones, su ombligo, hasta que callo arrodillado en medio de las piernas. Entonces fue cuando dirigio su hambrienta boca hacia el pene de Miguel. Primero, la saboreo con su lengua y lamio sus colgantes testiculos. Luego empenzo ha introducircela en su boca pulgada a pulgada, lo cual produjo un gran placer en Miguel. Sin duda alguna que Carlos era un buen chupador. Despues, Carlos comenzo a meterce el pene hasta lo mas profundo de su garganta, disfrutando cada pulgada del mismo. Miguel estaba disfrutando, y con sus manos precionaba la cabeza de Carlos hacia su abultado y erecto pene. A Carlos le gustaba el pene, pero era desproporcionado para su pequena garganta. Hacia esfuerzos para martirizarce a el mismo tratando de disfrutar cada pulgada del mismo.

El resignado Miguel puso de pie al delgaducho Carlos, y se arrodillo entre sus piernas. Sin saber lo que hacia, Miguel abrio sus labios y dirigio su boca hacia el delgaducho y largo pene de Carlos. Despues con sus labios, descorrio el escroto del no circunsidado pene del jovensuelo. El sabor salinidoso del mismo produjo una reaccion de asco en Miguel, quien trago en seco, y lo comenzo a chupar.

Despues de unos segundo, el mayoral chupaba el pene de Carlos como un experto. Cogio las caderas del joven, y comenzo a empujarlas con fuerzas hacia su boca. Luego se dio cuenta que las manos del joven homosexual le agarraban su pelo, y este gimia de placer. Esto provocaba un estimulo que antes no lo habia sentido Miguel; su pene estaba tan tieso como cuando se lo estaba chupando Carlos. El pene de Carlos se habia desaparecido en la boca de Miguel.

El joven quito la boca del mayoral de su pene y se puso en cuatro, dejando saber que queria que se lo penetraran. Miguel no desaprovecho la oferta, y dirigio su erecto y palpitante pene hacia el culo del joven. A pesar de su estrechez, el joven mostraba persistencia cuando el abultado pene de Miguel se presiono contra su orificio. Cuando la primera pulgada lo penetro, no pudo contener un ahullido de dolor, y su pene se hizo flacido por unos instantes. Luego se adapto, y comenzo a mover las caderas contra el objeto que lo penetraba, mientras que Miguel lo masturbaba con una mano. Miguel estaba en la gloria del placer sexual y pervercion, y no pudo evitar su temprana ejaculacion dentro del joven.

El mayoral no se podia negar. Sabia que Carlos le diria a todo el mundo lo que habian echo y eso seria un descredito total para el. Le parecia que estaba viviendo un sueno. Sin decir otra palabra se tendio en el suelo, sobre la alfombra, y espero que Carlos se posecionara entre sus gluteos, y dirigiera su erento pene hacia su virginal ano.

A pesar de no ser tan grueso y largo, el pene de Carlos le parecio a Miguel como un hierro caliente cuando penetro la primera pulgada en su apretado orificio. Lloro, grito, y sus manos se aferraron a la alfombra mientras que el pene ardiente del joven penetraban sus extranas, pero resistio la adolorida penetracion. Despues el joven comenzo a moverce, y Miguel se acostumbro al objeto, y comenzo a sentir algo nuevo. A pesar de haberse ejaculado recientemente, comenzo a sentir que su pene se ponia erecto una vez mas, y estaba sintiendo placer de verse penetrado por Carlos, un joven homosexual.

Carlos gimia de placer en las espaldas de Miguel, y este en respuesta involuntaria movia sus caderas buscando una penetracion mas profunda. El joven no pudo contener su orgasmo, y descargo todo su semen dentro del penetrado orificio del mayoral. Ambos cuerpos quedaron tendido de la fatiga y satisfaccion sexual.

Al final Miguel consiguio lo que se habia propuesto: las dos esclavas. Y Carlos lo que queria: haber tenido relacion sexual con el mayoral, al cual lo tendria chanteajado por el resto de sus dias.

Cuando Miguel llego a la hacienda de Don Regino con sus dos esclavas atadas a la montura de su caballo, fue recibido por este y su esposa, Dona Antonia. Ambos no podian creer lo que estaban viendo. La madre e hija semidesnudas, atada por cadenas y sogas, siguiendo al mayoral de la haciendas.

Por fin Don Regino hacia sus suenos realidad: tenerlas a ambas bajo su dominio. La idea lleno su celebro de nuevas ideas y perverciones. Su esposa tambien le paso lo mismo. Ambos ordenaron que las esclavas fueran llevadas a los sotanos de la mansion, donde ellos tenian los instrumentos para satisfacer sus mas estrafalarias pasiones de sadismo.

La madre y la hija fueron despojadas de sus escasas ropas, y banadas a cubos de agua por otras esclavas. Tambien las esclavas afeitaron todas las partes con vellos de la madre, menos la cabeza y las cejas. Despues, las mismas esclavas untaron una especie de vacelina en los genitales de ambas.

Todos quedaron como ignotizados cuando los amos de la casa entraron a la recamara. La recamara era semi alumbrada y con paredes de canto con grilletes atados a las mismas. Del techo colgaban cadenas y habia varias mesas en la misma. La habitacion era lo suficiente grande como para albergar unas veinte personas. Las esclavas, al la entrada de los amos, quedaron perplejas, y se pararon en linea al lado de las recien llegadas esclavas, que estaban desnudas. La madre y la pequena hija temblaban porque se recordaban lo que le habia echo Don Regino en casa de la fallecida Dona Pilar.

Don Regino camino hacia las esclavas, y ordeno que lo dejaran a el y su esposa a solas con las dos temblorosas y asustadas esclava.

La esclava no sabia que responder. Ella pensaba que si le estaba preguntando si habia montado a caballo. Entonces respondio que si.

Dicho esto, Don Regino ato las manos de la esclava, y la sujeto a una de las cadenas que colgaban del techo. Luego la empenzo a levantarla medio metro del piso. Mientras tanto Dona Antonia puso el llamado potro que no era otra cosa que un andamiaje que terminaba en forma de triangulo de madera que terminaba en una punta. Ella lo puso entre las piernas de la levantada esclava. Luego, Don Regino la hizo decender hasta que sus piernas quedaran colgando a ambos lado del triangulo, que descanzaba directamente en los genitales de Jacinta. Al sentir el filo de la madera en sus partes, Jacinta dejo salir un grito de dolor desde sus entranas. Sentia como que el filo la estaba partiendo en dos, pero estaba amarrada y no se podia mover. Ella sentia un fuego en sus partes del dolor que estaba sintiendo.

Mientras tanto, Don Regino, sentado en un taurete de cuero, acarisiaba todo el cuerpesito de la nina. Introdujo uno de sus dedos en el tracero de esta, y la nina grito. Luego empenzo acarisiar el pequeño clitoris para estimularla. El sabia que la penetracion iba hacer dolorosa y la tenia que preparar bien. Dona Antonia se subio sobre de una de las mesas, y abrio sus piernas para mostrar sus mojados genitales.

Don Regino dejo que la nina fuera hacia la mesa, e hundiera su cabeza entre los muslos de su esposa. Mientras tanto la madre gemia de dolor y desesperacion, y Don Regino se desnudaba para mostrar su pene erecto. Dona Pilar habia entrenado bien a la nina, que con su cara embarrada de los jugos vaginales de la ama, lamia el clitoris, alternando con la vagina y el ano. Cuando la nina introdujo su lengua en el ano de su ama, esta temblo de placer, y comenzo a gemir.

No habian pasado dos minutos, y Dona Antonia tenia agarrada la mano de la nina, y la precionaba contra su cerrado ano, mientras que la nina no despegaba su boca del clitoris. Un dedo, despues dos, tres, hasta que la pequena mano desaparecio dentro del culo de Dona Antonia, la que sentia dolor, pero lo disfrutaba. Despues, la ama le dio instrucciones a la nina para que rotara su mano y la metiera y sacara.

La madre seguia sentada en el potro, llorando y gimiendo. Desnudo como estaba, Don Regino se dirigio hacia una de las paredes donde colgaban los latigos y escogio uno que teminaba como una cana. Lo palpo y lo hizo estallar en el aire. Se dirigio hacia la martirizada Jacinta, y descargo el primer golpe sobre la espalda de la esclava. Esta sintio un corrientazo en su cuerpo, el cual se erizo. Ella no tuvo mas remedio que arquear su cuerpo, lo cual le produjo mas dolor en sus partidos genitales. Grito, pero de nada le valia. El segundo golpe Don Regino lo descargo sobre los martirizados y bien formados gluteos. Ella tratando de evadir, se movio un poco hacia delante, y su clitoris se incrusto contra una pequena estilla de madera del potro. Esto le produjo mas dolor y desesperacion. El miedo y la angustia se reflejaban en su rostro.

Dona Antonia se encontraba ahora en cuatro y la nina penetraba una de sus manos en el ano, mientra que otra la tenia introducida en la vagina de su ama. La lengua de la nina no dejaba de acariciar los genitales y el ano de su ama. Ambos orificios se habian dilatado tanto que las manos de la menor penetraban sin dificultad.

El tercer golpe Don Regino se lo descargo sobre los senos de Jacinta. Esta no podia resistir mas dolor. Luego, el amo dejo caer su latigo al piso y comenzo a chupar los senos de la esclava. El estaba sumamente excitado, cuando su esposa llego a un intenso orgasmo. Fue entonces que el dejo los senos de la madre para decir:

La nina y la madre, a pesar de su dolor, se estremecieron. Habia llegado la hora de la verdad. Las dos no tenian otra opcion que la de complacer a sus amos.

Dona Antonia se bajo de la mesa, para cargar a la menor y tenderla boca arriba en la misma.

Don Regino acariciaba el cuerpo de la nina mientras que su esposa lo complacia oralmente. El acariciaba el pequeño y apretado organo genital de la menor. Como era posible que semejante objeto iba a caber en semejante criatura?

Despues de unos minutos, el pene de Don Regino estaba que explotaba. Fue entonces cuando lo dirigio hacia la virgen vagina de la pequena Carmela. Puso la cabeza del mismo a la entrada de la vagina y movio sus caderas una pulgada hacia delante. Todo esto antes de la mirada de terror de la madre y la mirada de lujuria de su esposa. Cuando la primera pulgada desaparecio dentro el estrecho tunel de la menor, esta grito y se contorciono de dolor. Carmela gritaba de dolor y llamaba a su madre. Luego una pulgada mas y mas dolor y humillacion para la pequena y la madre.

Cuando el pene trompezo con el himen de la joven, esta sentia tanto dolor que queria morir. Mientras tanto Dona Antonia, parada al lado de su marido, no se perdia el menor detalle de la penetracion.

Don Regino sujeto por las caderas a la joven, y la penetro con todas sus fuerzas. La menor grito con todas sus fuerzas, y sintio como que una barra de hierro caliente la partia en dos. Fue cuando sintio que la sangre brotaba de su vagina y banaba sus muslos, ano, y piernas de su amo, el cual no paraba sus movimientos a pesar de los dolores que estaba sintiendo.

De pronto Carmela sintio la injeccion del semen de su amo dentro de ella. El sudor de el caia sobre ella, y este gemia de placer, mientras que ella sentia vergüenza y dolor. Ella lloraba desconsoladamente y su madre era torturada por sus sendos amos.

Cuando Don Regino saco su flacido e inerte pene de la vagina de la menor, exclamo:

Mientras tanto Jacinta habia observado la penetracion de su hija desde su martirizado potro. Ella no sabia que posision tomar; todas le martirizaban sus partes. Ademas sentia el dolor y la humillacion que su hija habia experimentado. La nina seguia tendida sobre la mesa, con su cara cubierta con sus brasitos, llorando incesantemente.

La nina sin decir una palabra y sollosando se bajo de la mesa y se dirigio hacia su amo que se encontraba parado al lado del potro donde se encontraba su madre. Despues, obedientemente se arrodillo frente al ensangrentado organo, abrio su boca, y con su lengua lo comenzo a limpiar.

Dona Antonia miraba lo que estaba sucediendo con cara de lujuria, mientras acariciaba lo senos de la madre, que sufria tremendamente sentada en el potro. La nina seguia limpiando el pene de su amo y no paraba por temor a mas represarias.

Cuando Don Regino bajo a Jacinta del potro, esta no se pudo sostener de pie, y callo al suelo. Este la agarro violentamente por el pelo y la hizo ponerce de pie. Dona Antonia se dirigio hacia una esquina de la habitacion, cogio una sabana que la tendio en el humedo piso, y se acosto completamente desnuda, para esperar los placeres de la esclava. Don Regino la empujo sobre el tendido cuerpo de su esposa.

Ambos cuerpos desnudos de las mujeres constrataban con el color canela de la piel de la esclava con el color blanco de la ama. Jacinta callo sobre el cuerpo de su ama, y ambos pares de senos tocaron. Dona Antonia sin perder un momento, beso con pasion la boca de la esclava. Esta retorno el beso introduciendo su lengua en la boca de la ama para darle el mayor placer, olvidandose que Don Regino y su hija se encontraban observandola. Luego de besarse y besarse apacionadamente el cuello, los hombros, lamiarse y morderce los oidos ambas mujeres, jadiante de placer, Jacinta decendio hasta los erectos senos de su ama, para atrapar con su boca uno de los pezones, y comenzarlo a chupar como si manana no existiera y con una mano apretaba con abilidad el otro pezon. Dona Antonia gemia de placer debajo del cuerpo de la esclava, la que se dedicaba a darle placer. Los dos sudorientos cuerpos se rozaban, mientras que los labios y las lenguas no paraban de acariciar el cuerpo de cada una.

Don Regino se encontraba sentado en el taurete de cuero con la nina sentada entre sus piernas. Ambos miraban a las mujeres dandose placer. En respuesta a lo que estaban haciendo las mujeres, el pene de Don Regino comenzo a ponerse erecto otra vez, y sin el menor escrupulo, lo comenzo a rozar entre las pequenas nalgas de la nina.

Ahora Jacinta habia decendido un poco mas y se encontraba lamiendo el vientre y ombligo de su ama, la cual tendida sobre el piso se retorcia de placer. La ama trataba de acariciar y sentir el sexo de la esclava con su pies, pero la esclava lo evadia discretamente porque lo tenia lastimado, por haber estada sentada en el potro por tanto tiempo. A pesar de lo lastimado que lo tenia, el placer sexual le hacia olvidar los dolores y se consentraba en darle el mayor placer a su ama para no ser castigada mas cruelmente.

Por eso se tomaba su tiempo en acarisiar el cuerpo de su ama, y buscar los espacios que le producian mas placer. Bajo poco a poco, hasta que su boca toco el sexo de su ama. Con gran destreza y suavemente, saco su punteaguda lengua y la dirigio hacia clitoris. Lo comenzo acarisiar despacio tomandose su tiempo. Despues desendio mas, abrio los labios del sexo de su ama, he introdujo su lengua en la entrada de la vagina de esta. Dona Antonia se retorcia de placer. Recordo que pocas veces antes la habian chupado asi.

Despues de unos cinco minutos, Jacinta dirigio su lengua hacia el ano de Dona Antonia. Con cuidado, la esclava habrio las blanca nalgas de su ama para exponer su orificio. Despues la esclava rozo con su lengua alrededor del agujero. Esto provoco que Dona Antonia se retorciera y diera ahullidos de placer. Ahora los dedos de la esclava jugaban con los pezones y la vagina de su ama, mientras que la lengua no dejaba de jugarretear con los demas organos sexuales.

Jacinta apretaba los pezones suave y con firmeza, pensando que cuanto le hubiera gustado poderlos apretarlos tan duro como para que su ama sintiera el mismo dolor que ella habia sufrido anteriormente. A Dona Antonia no le preocupaba cuan fuertes sus pezones eran apretados y su vagina danada. A ella el dolor le causaba una sensacion de placer perverso.

Cuando Jacinta introdujo la punta de su lengua en el ano de Dona Antonia, esta estallo en un poderoso orgasmo que la hizo templar, llorar, y gritar. Sus caderas se meneaban en forma de circulo alrededor de la boca de la esclava, la que no dejaba de meter su lengua hasta lo mas profundo del ano de su ama. Dona Antonia sostenia y apretaba contra su tembloroso cuerpo la cabeza de la esclava. Entonces comprendio que la esclava era buena para el sexo, y que su hija lo seria. Jadeante, Dona Antonia quedo tendida sobre la sabana, mientras que la cara de la esclava denunciaban el placer de ella por haber servido a su ama.

Lentamente, la esclava separo su cabeza de los complacidos organos de su ama, para ver que Don Regino tenia su miembro en completa erecion, rozandolo entre las nalgas de su hijita.

Don Regino, sin perder tiempo, abandono a la nina, y se poseciono detrás de las bien formadas nalgas de su esclava. Despues, dirigio su erecto pene hacia el agujero de la misma. La entrada causo dolor en la esclava, la que se movio por el mismo dolor. Pero ella ya estaba acostumbrada a los dolores y humillaciones. Su hija no.

La cara de Don Regino era de completa lujuria. El habia estado viendo a su esposa ser satisfecha por la esclava mientras que el manuseaba y gozaba del cuerpo de la nina. Tenia el pene que se le queria explotar en otro orgasmo. Plantado en medio de las nalgas de la humillada y dolorida esclava, arremetio su miembro hacia el apreciado agujero. Solamente presento su punta, y lo introdujo sin la menor compasion. Jacinta grito y lloro, pero no se movio hasta que el pene de su amo estuvo encajado completamente dentro de su interior. El dolor era inaguantable, pero ella resistia con valentia la arremetida del pene de su amo por su martirizado agujero, hasta que el agujero se adapto al tamano del grueso pene. Despues, a pesar del dolor, ella comenzo a moverse para darle mas placer y que su amo terminara lo mas pronto posible, delante la mirada atonita de su hija. La que no podia creer lo que estaba sucediendo en la habitacion.

Don Regino veia a su esposa tendida, media adormecida por la satisfaccion sexual, sobre el humedo piso. La nina miraba atonita como su madre era violada por detrás, y ella habia sido parte de la inolvidable escena.

Don Regino no demoro mucho para ejacularce. Saco su pujante miembro y orderno que la nina lo mamara. Dentro de la boca de la misma se ejaculo copiosamente, y la nina trato de tragarse cada gota. Lo hizo, lamiendo y chupando el ensangrentado y defecado pene de su amo, sin el menor sintoma de asco. Era el sabor del pene de su amo, mas el sabor de las feces de sus madre. Habia aprendido la leccion.

Ambos amos habian quedado satisfechos con la actuacion de las nuevas esclavas. De ahora en adelante ellas serian los juguetes de placer de ambos. Tanto como la madre e hija se sentian desconcertadas. Pero no querian que sus amos se dieran cuenta de dicha consternacion.

Diciendo esto, ambos amos abandonaron la habitacion dejando encadenadas a madre e hija. Cuando llegaron a la hatitacion principal de la mansion, se dieron cuenta que tenian visita. El afemeninado de Carlos habia llegado de Santiago de Cuba y conversaba animadamente con Carmen, la hija mayor de Don Regino y Dona Antonia. Ambos amos conocian a Carlos por Dona Pilar.

Carmen era de pelo castano claro, habia cumplido sus quince anos, pero su cuerpo y figura parecian los de una nina de doce anos, a pesar que desde que tenia diez, sus padres la habian incorporado a sus vidas sexuales. Era bien cordial, de buenos modales, y con cara de inocencia.

Cuando Miguel paso por frente de la mansion y vio a Carlos, se le enfrio el cuerpo y se alejo de la vivienda lo mas pronto posible. Y cuando entraron en la habitacion los amos, saludaron cordialmente al visitante.

Despues de la cena, como era de costumbre, los amos, su hija Carmen y su invitados se reunieron en la biblioteca para conversar, tomarse unos rones, y pasarla bien. Cuando habian consumido entre los cuatro una botella de ron, la conversasion se torno alrededor de la inclinacion sexual del invitado.

Don Regino no se sentia comodo con la conversasion, por su ego y machismo, y se excuso para irse a su habitacion a descansar.

Carmen en un instante quedo completamente desnuda delante de su madre que la veia, como un nino mira a un rico helado, mientras que Carlos, se asombraba como madre e hijas se trataban. A pesar de ser homosexual cien por ciento, Carlos no dejo de mirar el cuerpo de Carmen. Quien podria creer que tan bonita criatura con cara de angel pudiera ser tan abierta sexualment con su madre? Se pregunto Carlos, quien a su vez presentaba una erecion por los recuerdos pasados que habia confesado. Carmen se volvio a sentar en el sofa al lado de su madre. Luego abrio las piernas y comenzo acarisiar su sexo con una mano, mientras que con la otra acarisiaba sus senos.

Mientras el relato del joven homosexual continuaba, Carmen continuaba acarisiandose mas. Y ahora, Dona Antonia ya no se podia contener y tenia las manos debajo de sus ropas y las estaban moviendo acarisiando su deseoso sexo.

Durante el relato, la hija le pregunto a la madre:

Las mujeres estaban lamiandose sus sendos sexos en un extasis. Al joven, ha pesar de ser homosexual, le gustaba y excitaba ver a madre e hijas teniendo sexo oral a la misma vez, y su pene estaba que reventaba del placer de verlas. Sin decir una palabra, se saco su erecto pene de la portanuela, se paro detrás de la mas joven, que estaba tendida sobre de su madre lamiendole su clitoris, y lo dirigio hacia el orificio anal. La entrada causo dolor en la joven, pero el placer que estaba dando y recibiendo era mayor que el dolor de la penetracion. Ella no se movio, mientras que el erecto y listo para ejacular pene del homosexual, penetro su apretado ano. Carlos no tuvo que hacer grandes esfuerzos, tan pronto como el pene entro completamente dentro del ano de la joven, exploto un gran orgasmo y descargo su abundante semen dentro del agujero de la joven.

Tan pronto como el joven saco su pene del ano de Carmen, la madre dirigio su lengua hacia el agujero y lo penetro tan profundo como pudo. Ahora el semen de Carlos comenzaba a salir poco a poco del ano de la joven, y corria por la lengua de la madre, y esta se lo tragaba, saboreandolo hasta la ultima gota. Mientras que la hija, sin soltar el clitoris de su madre, introducia su mano en la vagina de esta. Ambas llegaron a un estrepitoso orgasmo.

Estuvieron jadeando, una ensima de la otra, por espacio de unos cinco minutos. Despues, Carmen dijo:

Despues, los tres charlaron un poco mas, y se marcharon para sus respectivas habitacione, borrachos como unas uvas.

Al otro dia por la manana, Miguel ensillo su caballo, y se dirigio hacia el ultimo barracon de la hacienda. Este estaba como a unos cuatro kilometros de la mansion. El queria estar lo mas lejos posibles mientras que Carlos estuviera en la hacienda. Cuando arribo al barracon, eran como las seis de la manana, y los esclavos y esclavas estaban levantados haciendo sus quehaceres. Cuando los esclavos y esclavas lo vieron arribar, todos se quedaron petrificados del miedo. Ellos sabian de los despotimos del joven mayoral.

Para desgracia de una joven mulata que cargaba una tinaja llena de agua, cuando vio a Miguel, del susto, se le callo la tinaja, rompiendola en pedazos, cuando el mayoral estaba pasando por su lado.

La esclava sintio el punzante y electrificante dolor del latigo sobre sus espaldas, pero no eran la primera vez. Supo soportarlo con valentia, solo arqueo su espalda, y le dio las gracias al mayoral por el latigazo, y doblando la cabeza y bajando su mirada hacia el suelo en senal de respeto para el mayoral. Coloco sus manos al frente y se disculpo con el mayoral.

Este tenia la cara encrispada porque en su mente estaba que iba poder disfrutar de las nuevas esclavas de Don Regino. Pero con la llegada de Carlos, se le habian complicado sus planes.

La esclava tenia diecinueve anos y llevava dos en la plantacion. Ella sabia las reglas que tenia que seguir. Ella tenia que obedecer, o sufrir lo horribles castigos del mayoral. Se percino y decidio seguir los fatidicos deseos de su torturador.

El mayoral bajo de su caballo, y por los pelos arrastro a la esclava hacia dentro del establo. Alli, la desnudo y amarro entre dos orcones de madera en forma de cruz. Despues, saco su latigo de la cintura. Cuando la esclava vio el latigo, abrio los ojos, y un sudor frio comenzo a correr por su frente en anticipacion de lo que le esperaba.

El mayoral hizo estallar el latigo en el aire en forma de preparacion. Cuando lo descargo sobre la espalda desnuda de la esclava, esta solto un grito de dolor, y arqueo su cuerpo.

Fuera del barracon los demas esclavos, se agruparon y cuchichaban entre si la desdicha de su companera. Dentro, el mayoral seguia descargando su latigo en el maltratado cuerpo de la torturada joven. Cuando su cuerpo estuvo totalmente marcado por la espalda, las nalgas, y muslos, el mayoral se concentro en la parte delantera del cuerpo de la atada esclava. Cuando el latigo pego en los senos de la esclava, esta se retorcijo, y grito:

Miguel descagaba toda su ira y frustacion con la esclava. Y esto le placia. El dolor y humillacion de la esclava le habia echo que el pene se le pusiera erecto. Tambien, pensaba en su homosexual experiencia con Carlos. Esto lo indignaba. No porque le hubiera disgustado, era porque no dejaba de pensar en el. Seria homosexual? Se preguntaba para si mismo Miguel.

Cuando pensaba en eso, descargo el latigo entre las piernas de la esclava, pegandole en el medio de los labios genitales.

Eso hizo que el mayoral diera rienda suelta a su libido sexual. De pronto se le ocurrio una idea que le obceciono su mente: queria ver a la esclava penetrada por un caballo. Como se veria la joven negra penetrada por el inmenzo pene de un caballo? Se pregunto Miguel.

Miguel, con cara de lujuria y sonriendo, se aproximo a al atada esclava y desamarro las sogas que la ataban a los orcones. Esta de dolor y humillacion callo de rodilla cuando las sogas la dejaron libre. Miguel la ayudo a ponerse de pie, y la tambaleante esclava confirmo su promesa.

La zollosante esclava se aproximo a la bestia, se arrodillo entre las cuatro patas del cuadrupedo, y con sus manos comenzo acariciar el immenzo pene del animal. Parecia imposible que semejante objeto le fuera caber dentro de ella. Ella lo acariciaba con la mirada puesta en el suelo lleno de pajas y sujetando con ambas manos el enorme pene. El animal no protestaba; su instinto natural le decia que nada malo le iba a pasar. El pene era tan immenzo que comenzaba en la barriga del animal y casi tocaba el suelo. La joven esclava lo acariciaba desde su base hasta la cabeza del mismo, con temor a mirarlo.

Sin pensarlo dos veces, la esclava abrio lo mas que pudo su boca, y la puso alrededor del tronco del pene del caballo. Luego, empenzo a deslizar su boca por todo el immenzo miembro, ensalivandolo completamente. Arrodillada como estaba, el mayoral podia observar las marcas que le habia producido el latigo en todo el cuerpo y los rosados labios de los genitales y el cerrado ano. Miguel se acariciaba su erecto pene por encima de la tela del pantalon, contemplando la escena.

La esclava estuvo lamiendole el pene al animal por unos quince minutos, que le parecieron un siglo. Despues, siguiendo las ordenes del mayoral, se posesiono en cuatro entre las piernas del animal. Miguel se agacho y tomo el pene del animal, y dirigio la punta de este hacia la entrada de la vagina de la esclava. La cual asustada esperaba al enorme pene. Con lujuria, Miguel rozo la punta del pene del caballo en la entrada de la vagina. La esclava abrio sus negros ojos e incrispo sus labios. Luego, se los mordio, esperando el dolor de la penetracion.

El pene del animal desaparecio su segunda pulgada dentro del adolorido sexo de la esclava. Esta lloraba de dolor. El pene del animal le parecia una enorme barra de hierro incandecente dentro de ella. Se recordo del juramento que le habia hecho al mayoral y se arrepintio, era tarde. Ella penso que este la iba a violar solamente, pero nunca penso en que la fuera ha obligar a penetrarse el pene de un animal. Todo le daba asco y nauseas, el dolor la estaba matando, pero no tenia otra opcion que obedecer a los pedidos de su amo. Todo porque su tinaja se habia caido. Penso que era la tinaja mas cara del mundo, por su condicion de ser penetrada por un animal.

El enorme pene de la bestia se habia desparecido como unas cinco o seis pulgadas dentro de la vagina, y la esclava continuaba con sus gritos de dolor. Mientras que Miguel dirigia el imperante pene del animal hacia las entranas de la joven. Los gritos y suplica de esta llegaban hasta los oidos de sus companeros que estaban agrupados afuera del establo. Ellos no sabian lo que estaba pasando, pero sabian que su companera estaba sufriendo el infierno en vida en manos del despotico mayoral.

La esclava sintio cuando el pene rompio algo dentro de ella y sintio como el calor de la sangre de su vagina corria por sus muslos. Lloraba y pedia clemencia, pero el mayoral desatendia sus reclamos. Sus gritos de dolor no eran oido para su torturador, quien con cara de lujuria y locura seguia martirizando la vagina y seguia la interminable penetracion.

Era increible; casi diez pulgadas del pene del caballo habian desaparedido dentro de la vagina de la esclava. Ella no podia soportar el dolor; ella no sabia que era peor, si los latigazos o la brutal penetracion a la que estaba siendo objeto. El immenzo miembro del animal le producia tanto dolor que no sentia cuando los dedos del mayoral perforaban su orificio anal.

Miguel se posesiono delante de la martirizada esclava y la hizo que se introdujera su erecto pene completamente en su boca. El gran pene del mayoral le parecio un pequeño palitroque a la esclava, comparandolo con el pene del caballo que estaba perforando su vagina. Tal fue asi, que se lo metio completamente en su boca sin protestar.

Penetrada por su vagina por un animal y por la boca por su mayoral, la esclava no tenia otra solucion que complacerlos a los dos para no ser martirizada cruelmente. Cuando sintio que todo el esperma del animal era injectado dentro de ella, se asusto y trato de sacar de su vagina el gran pene, pero fue parada por las manos del mayoral que la sujetaron e hicieron que se tragara toda la ejaculacion de este, mientras que el animal descargaba su semen dentro de ella.

Cuando la copulacion termino, el animal y el mayoral estaban respirando sin secar, rendidos de placer. Mientras que la joven esclava sentia su cuerpo martirizado y sus genitales violados. Los latigazos proporcionados por el mayoral de la hacienda le habian dejado su cuerpo marcado, para indignacion delante de sus conpaneros de cautiverio. Miguel habia satisfecho y descargado sus penas con la joven esclava.

La esclava salio del establo arreglandose las ropas y con la cabeza baja, pero la sangre que corria por sus piernas, delataban por donde el mayoral la habia hecho sufrir. Paso delante de sus companeros, quienes en silencio, sabian lo que le habia sucedido a ella. No hicieron comentarios, pero con la mirada de todos, se decia todo lo que se tenia que decir. Despues salio, el mayoral ajustandose su pantalon y camisa. Miguel se monto en su caballo, y siguio su recorrido por la hacienda. Eran las diez de la manana.

Mientras tanto en la mansion, la familia y su invitado habian desayunado copiosamente, y el invitado estaba listo para marcharse. Don Regino, Dona Antonia, y Carmen salieron al portal para decirle adios a Carlos, mientra que la hija menor del matrimonio, Eugenita, se habia quedado en el cuarto castigada por sus padres.

Cuando la familia vio alejarce el carruaje del estrafalario homosexual y decirle adios, entraron a la casa.

Los tres subieron por la amplia escalera que conducia al segundo piso. Los ojos de Carmen radiaban pensando en todos los juegos que podria experimentar con su hermanita. Se imagino su tierno cuerpo, sus no desarrollados pezoncitos, y su delicioso y almibozo sexo. Cuando entraron al cuarto de la menor los tres miembros de la familia, se encontraron con Eugenita completamente amarrada a la cama. Ella no se podia mover, y tenia a su lado una joven esclava, que era la encargada de propinarle los golpes a la nina, bajo la ferrea supervision de Don Regino o Dona Antonia. Tambien era el deber de la esclava de darle de comer, beber, y limpiar la cama cuando la nina hacia sus necesidades evacuatorias.

El castigo en los hatos de Don Regino, no eran muy diferentes para los esclavos como para los miembros de su familia. Ambos sufrian los mismos castigos, lo unico era que mientras no estaban castigadas, las miembros de la familia podian usar los esclavos como ellos le placia. En cambio, los esclavos eran esclavos siempre.

Eugenita tenia solamente ocho anos. Era una copia de su hermana Carmen, pero en tamano menor. Sus senos y cuerpo no habian desarrollado aun. Su carita era la de un angelito. Cuando su padre la empezo a tocar sus partes, ella rehuia de el y lo rechazaba. A ella le encantaba los deportes al aire libre, como montar a caballo y hacer el papel del mayoral, imitando a Miguel. Cuando era llevada a los canaverales, con su pequeño latigo, le pegaba a todos el mundo que pasara por delante de ella. Y como Don Regino y Dona Antonia no habian tenido hijos varones, Dona Antonia la vestia como un varoncito para que acompanara a su padre a recorrer la hacienda.

Pero en esos paseos, desde que ya contaba con siete anos, el padre y ella se desvestian para darse un chapuzon en el rio que cruzaba la hacienda, el cual estaba alejado de la mansion. Fue entonces que ella noto la diferencia de los sexos: su padre tenia algo que ella no tenia. Ella observo que cuando jugaban en el agua, a su padre se le ponia grande lo que tenia entre las piernas: el pene. Y el padre la viraba y apretaba contra el erecto objeto para rozarselo en medio de sus gluteos. Ella se dejaba para no ser castigada.

Esto no le agradaba en nada. Ella disfrutaba mas los banos de agua tibia que le daba su esclava en la tina de su recamara. Mas cuando la esclava lavaba sus pequenos y no desarrollados genitales. A pesar de la corta edad, sentia un cosquilleo en sus genitales que no se lo podia calmar por mas que se lo arrascara su joven y sumisa sirvienta, quien obedecia para complacer de los reclamos de la menor.

Por no hacer lo que a su padre le complacia, este la habia puesto de castigo por cinco dias a diez latigazos por dias: un total de veinticinco. Ademas iba ha estar atada con sogas y cadenas alrededor de su cuerpo y tendida en la cama mientras durara el castigo. Tenia que estar acostada en la misma posicion por los cinco dias.

Para hacer sus necesidades, como defecar y orinar, lo tenia que hacer en la posicion en que estaban, y su negra esclava de compania, tenia que limpiarla y cuidarla por esos dias de castigo. Don Regino le llamaba dias de refleccion.

La nina se encontraba completamente atada de manos y piernas, e immovilizada completamente. Solamente habia sido virada boca de abajo, cuando su padre o madre estaban presente, para que la esclava le proporcionara la docis de latigazos diarios. El dolor de los latigazos era irresistible para tan pequena criatura. La que habia nacido para ser reina, pero para aprender a ser esclava a la misma vez. Durante los ultimos tres dias de cautiverio, Eugenita habia llegado a refleccionar las consecuensias de su comportamiento. Todos, incluyendo a su madre y hermana, obedecian a su padre para evitar represarias contra ellas. Las esclavas tambien lo hacian. Por que ella tenia entonces que remorderce su conciencia?

Penso, que todo seria menos doloroso si ella no daba riendas sueltas a sus sentimientos en vez de guardarselos para ella misma, como su padre, su madre, y su hermana mayor se lo habrian dicho? A esa conclusion habia llegado la nina cuando la familia entro en el penumbroso cuarto.

Despues, el padre mando a la esclava que desatara a la nina, que la banara, y la mandara para el cuarto de la hermana. Tambien le dio instrucciones a la hermana mayor de cómo tenia que tratar a Eugenita. Cuando termino su sermon, invito a su esposa para que lo acompanara hasta el sotano para ver a las dos nuevas esclavas.

Cuando Don Regino y Dona Antonia entraron al sotano de la casa, se encontraron a la madre colgando del techo por sus brazos. Esas habian sido las instrucciones del amo, y sus esclavos la habian obedecido al pie de la letra.

En una esquina se encontraba la nina Carmela atada, sollozante, y mirando como sufria su madre. Cuando las dos vieron entrar a sus amos, su cara de susto y sufrimiento cambiaron para caras de terror. Ambas sentian panico de sus amos. Ya lo habian probado. La primera en hablar fue Dona Antonia:

Don Regino se aproximo a la menor, quien se arrincono a la esquina de la habitacion, puso sus brasitos contra la pared, y dejo que su amo empezara acariciar su tierno cuerpesito. Don Regino toco y manoceo el cuerpo de la nina, poniendo enfasis en los genitales de ella, antes de sacar de su pantalon su erecto pene. La nina, que estaba de frente a el, miraba con cara de asombro como su amo se excitaba con ella, mientras que su madre era sodomizada por Dona Antonia.

Don Regino desato a la menor de sus ataduras y la tendio, desnuda como estaba, boca abajo en el piso de la fria habitacion, y con su pequeñas y apretadas nalgas nirando hacia el techo de la misma. Despues, se posesiono entre las piernas de la nina, y dirigio su erecto y palpitante pene hacia el orificio de la menor. Con ambas manos, abrio las apretadas nalgas, para dar mejor vision del virginal ano de la menor. Su pene se dirigio hacia dicho orificio, sin anteriormente lubricarlo con una abundante saliva.

La nina sintio como el enorme y erecto pene de su amo rozaba su virginal orificio. Sintio miedo, panico, pero no podia moverse para no causar la ira de este. Entonces fue cuando sintio un punzante dolor en sus entranas. El pene habia penetrado solamente su primera pulgada. Grito por su mama. Ella lo escucho; lo vio; pero no podia hacer nada por su hija. La nina gritaba desesperadamente con gritos desgarradores, pero el pene seguia su penetracion, ignorando los reclamos de la menor.

La madre, en un gesto de desesperacion, grito:

El pene habia penetrado hasta la mitad, cuando la nina sintio que algo se rompio dentro de ella. Fue cuando sintio un liquido caliente correr por sus muslos. Era sangre. Su amo la habia violado por delante el dia anterior. Ella lo tenia vividamente en su memoria. Y al dia siguiente, le habia causado el horripilante dolor de ser penetrada por su ano.

A pesar de los reclamos de la menor, la sangre, y los olores de las feces, Don Regino continuaba haciendo fuerzas con su erecto pene contra del adolorido orificio de la menor. La desesperacion de Carmela era tanta que apretaba sus pequenas manos contra el piso y abria sus ojos en forma de dolor y angustia. Todo esto ante la impotente mirada de su madre que seguia siendo sodomizada por Dona Antonia.

Cuando el pene de Don Regino logro penetrar hasta lo ultimo, la nina dejo salir un grito de dolor de lo mas profundo de su alma, que estremecio las paredes de la habitacion. De un solo golpe Don Regino habia penetrado el virginal agujero sin el menor recato y falta de consideracion. La nina sintio el dolor mas agudo que habia sentido en su vida. Sintio que habia sido partida en dos. Grito por la ayuda de su madre, pero esta, al igual que ella, era sujetada y mantenida por su ama, quien la sodomizaba, viendola a ella sufrir.

No paso largo tiempo cuando la pequena Carmela sintio la caliente esperma de su amo en lo mas profundo y recognito de sus intestinos. Era la primera vez que sentia el esperma caliente de un hombre dentro sus intestinos, lo cual le hizo sentir defecar lo mas pronto posible.

Su amo jadeaba en las espaldas de la nina Carmela, mientras que su madre hundia su cabeza entre las piernas de Dona Antonia, para complacerla lo antes posible; y asi evitarse mayores castigos.

Cuando Don Regino saco su inerte pene del ano de la menor, esta sintio alivio fisico, pero una pena moral indescribible se la comia interiormente. Tambien delante de ella estaba su madre chupando el clitoris a Dona Antonia; tratandola de complacer para no ser castigada a otras tormentosas torturas.

Dona Antonia se habia deleitado viendo como su esposo violaba a la menor por su trasero. Esto la exito tanto, que llego al orgasmo casi al mismo tiempo que su marido. Sin duda alguna, la mulata Jacinta era una buena chupadora.

Despues que los amos se deleitaron sexualmente con ellas, ambas, madre e hijas, se abrazaron llorando de angustia y dolor. El dolor moral era mayor que el dolor fisico. Ellas se sentian humilladas y desvergonzadas; usadas por sus amos, a los cuales le tocaba complacer en todos sus deseos.

Mientras las dos esclavas lloraban desconsoladamente en una esquina, Don Regino y Dona Antonia se besaban apasionadamente. Ambos habian sido complacidos por ambas esclavas. De ese dia en adelante, ambos tendrian sendos jugetes sexuales. Despues de sonreir y apreciar a las esclavas por su comportamiento, ambos amos abandonaron la habitacion como si nada hubiera pasado.

En el cuarto de Carmen, la hija mayor de Don Regino y Dona Antonia, la escena no era muy diferente. La esclava habia banado a Eugenita y la habia conducido a la habitacion de la hermana mayor. La nina desnuda temblaba como una pequena hoja durante un temporal. No lo hacia por el frio de la habitacion; lo hacia por lo que le esperaba.

A pesar de su corta edad, Eugenita sabia que tenia que obedecer las ordenes de su hermana mayor para evitar ser castigada en el cepo. Carmen la estaba esperando con impaciencia. La delicia de tener a su hermana menor bajo sus ordernes causaba un gran placer en ella. Antes que la hermana llegara a la habitacion, Carmen se toco sus genitales, y todos estaban mojado solamente de pensar en los venideros a los acontecimientos.

Cuando Carmen vio entrar en su habitacion a su pequena hermana, temblando como una hoja, le ordeno a la esclava que la dejara y se marchara. La nina quedo a expensas de los deseos de su hermana mayor.

Carmen camino alrededor de la nina, examinando cada centimentro de su desnudo cuerpesito. Despues comento:

Carmen se acosto, desnuda como estaba, boca abajo en la esquina de la cama. Sus redondeadas y blancas nalgas resplancecian con la luz que penetraba atraves de las cortinas. Eugenita se le acerco y con sus manitas abrio el par de nalgas de su hermana, para exponer su ano. Despues la nina dirigio su afilada lengua hacia el orificio. Cuando esta hizo contacto con el mismo, Carmen se estremecio de placer. Que lengua mas rica tiene mi hermana!!! Penso Carmen, mordiendose los labios de placer.

Eugenita presiono su lengua en el culo de Carmen hasta que este se dilato y le dio paso a la lengua. Despues la nina comenzo a sacarla y meterla saboreando cada segundo. Que rico es mamarle el culo de mi hermana. Ya estoy mojada!! Penso Eugenita. La nina lubrico con su saliva todo la region anal de Carmen. Luego Carmen le rogo:

La nina obedecio a los reclamos de su hermana, y metio primero dos de sus dedos. Cuando estos penetraron el anillo anal de Carmen, esta grito:

El ano de Carmen se dilataba en la medida que Eugenita introducia sus dedos completamente. La nina sentia la presion de los musculos del ano de su hermana alrededor de sus dedos. Luego los saco un poco para meter otro dedo mas en el apretado agujero. Carmen jadeaba de placer. Los cuatro dedos de la nina entraban y salian del apretado ano sin problemas.

Cuando el ano estuvo en su punto, la nina saco un poco sus cuatro dedos para introducir el quinto dedo de su pequena mano. Su pequena mano empenzo a desaparecer en el ano de Carmen.

Eugenita seguia haciendo presion contra el orificio de su hermana, y este se dilataba en la medida que la pequena mano entraba. Cuando la mano estaba casi toda dentro del orificio, Eugenita presiono mas y el musculo del ano de Carmen sedio a dicha presion para que la mano y la muneca de la nina quedara toda adentro. Carmen no pudo contenerse, y apreto su cuerpo contra la cama, para amortiguar el dolor, pero la lujuria la consumia de placer. Era la primera vez que le metian la mano completa un ser humano en su ano. Sintio como cuando la primera vez que su padre la habia cogido por detrás.

Eugenita no paro a pesar del grito de su hermana. Ahora su mano la metia y sacaba y la hacia girar dentro del ano de Carmen. El orificio se dilato tanto que Carmen se acostumbro y volvio a comenzar a jadear de placer. Un masivo orgasmo se habia estado formando dentro de Carmen. Despues de unos minutos, el orgasmo estallo. Fue tanto el placer que el grito de Carmen resono en la habitacion como una bomba. Su cuerpo se estremecio, temblo, y se viro boca arriba con la mano de su hermana dentro de ella. Inconcientemente, las manos de Carmen aguantaron el brazo de la mano de Eugenita que estaba dentro de ella. Jadeaba de satisfacion y todo su cuerpo estaba banado de sudor. Habia tenido en expectacular orgasmo, sentido pocas veces antes en su vida.

Cuando ambas ninas se quedaron dormidas entre los brazos de la una y de la otra, sus padres conversaban caminando alrededor de la mansion para estirar las piernas despues de haber complacido sus deseos con las nuevas esclavas.

Las nuevas esclavas pasaron una semana confinadas en el humedo cuarto. Solamete eran visitadas por sus companeras de cautiverio que estaban encargadas de llevarle las comidas, banarlas, y volverlas a encadenar y enjaular. Los otros que las visitaban, eran los amos, cuandos estos nesecitaban descargar sus deseos sexuales. Ambos llegaron a usar a la madre y la hija como les complacio sus ganas. Las dos no tenian mas remedio que cumplir con los pedidos de sus amos. Obedientemente, las dos se adaptaron a sus deberes; tambien a las humillaciones que eran echas por sus amos. La nina se comporto lo mejor que pudo, debido a los sermones que su madre le daba cuando estaban a solas y oscuras.

Eugenita tambien habia pasado una semana sin salir del cuarto de su hermana mayor. Solamente habia visto a su esclava de compania y su hermana. Sus padres no habian ido a 'torturarla' con sus visitas. Su hermana se habia deleitado con ella, como ella se habia deleitado con su hermana. Tambien, habia aprendido mucho con los consejos de Carmen. Carmen tambien le dijo que si se comportaba como era debido, tarde o temprano tendria sus recompenza.

Sin decir una palabra, la trajo hacia su cuepo, y la beso en la boca. La nina, contrario a como hacia antes, respondio el beso buscando con su aguda lengua la lengua de su padre en un apacionado beso. Los brazos del Don Regino envolvieron a Eugenita, como unos majaes enroscados alrededor de su presa. La nina tendio sus brazitos alrededor del cuello de su padre sin separar su boca de la de el. Don Regino sintio el tibio calor del sexo de la menor en su barriga, ya que esta enlazo sus piernas alrededor de la cintura de su padre, pegando su desnudo y humedo sexo en la camisa de el.

Sin decir otra palabra, Eugenita descorrio el escroto del unincursidado pene de su padre, y dirigio su lengua hacia la cabeza de este. Cuando la lengua de la nina lamio toda la cabeza del pene de su padre, este gimio de placer, y aferro sus manos al butacon. Despues de unos minutos, la nina abrio su pequena boca para meterse la terminacion del pene. Este era tan grande que las expectadoras creian que no iba a caber en la boca de la menor, pero se equivocaron.

Eugenita, haciendo un esfuerzo indescriptible y casi inhumano, abrio lo mas que pudo su boca y el pene se introdujo casi hasta la mitad. La reaccion fue que un borboton de saliva comenzara a banar el erecto pene. Esto le causaba nauseas y ganas de vomitar, pero ella seguia chupando sin parar, mientras que su padre gemia de placer. Poco a poco el enorme pene se iba desapareciendo dentro de la boca de la menor. Eugenita hacia los esfuerzos para que el pene le cupiera completamente dentro de su boca, aunque este le raspara su garganta.

Cuando el pene penetro su apretada garganta, Eugenita no pudo contener que el vomito se virtiera dentro de su boca. Tosio, limpio su garganta, y continuo su ardua labor. Carmen y Dona Antonia se deleitaban con la escena, admirando los progresos de la menor, y mientras que Carmela miraba con ojos aterrados lo que la nina estaba haciendo.

Eugenita obedecio a su padre. Se viro, y agarro el pene de este con su mano, lo dirigio hacia su orificio anal, se lo puso a la entrada, y procedio a sentarse sobre el erecto y enorme pene de Don Regino. El pene era mucho mas grande que los dedos de su hermana, a los cuales ella se habia acostumbrado a meterse por detrás. Cuando el pene entro su primera pulgada atraves del virginal anillo anal, la nina dejo exclamar un ahullido de dolor y trato de levantarse, pero fue parada por las manos de su padre que aguantaban sus caderas contra de su cuerpo. El ano le ardio como si la hubieran penetrado con un hierro incandecente, pero no queria protestar. Ella queria demostrarle a su familia que ella era capaz de soportar los dolores sadicos y proveer placer.

Don Regino movio sus caderas una pulgada mas contra el ano de su maltratada hija, mientras que aguantaba firmemente sus caderas. Eso hizo que su pene desapareciera otra pulgada dentro del ano de su llorosa hija. Eugenita sintio como el mostruoso pene la penetraba mas. El dolor era tan grande, que ella no podia contener sus lagrimas y su llanto, entonces fue cuando grito:

Diciendo esto, Don Regino atrajo hacia el a su hija con todas sus fuerzas. El pene desaparecio dentro de la menor de una vez. Dentro de ella estaban las nueve pulgadas del pene de su padre!!!!! El dolor era indescriptible. Cuando Eugenita sintio que el enorme pene de su padre le invadia completamente su ano, dejo exclamar un grito de dolor que lleno toda la habitacion. Desde la madre hasta la esclava se estremecieron por el grito de dolor de la nina. El padre le habia introducido su gigantesco pene por su ano.

A pesar de la excitacion de Dona Antonia y Carmen, la piel de ambas se erisaron, y la nina Carmela levanto la cabeza para mirar con ojos de terror lo que estaba pasando. Eugenita queria sacarse el objeto que le causaba dolor de dentro de sus entrana, pero cada vez que hacia el intento, este solamente salia unas tres pulgadas y despues las manos de su padre la hacian desender para que las mismas volvieran a estar dentro de ella. Esta batalla duro unos minutos, hasta que Don Regino, no pudiendo contener su orgasmo, descargo e injecto todo su semen dentro del maltratado orificio de su hija menor. Lo hizo entre espasmo de placer y aguitacion en su respiracion y abrazando la adolorida nina por sus caderas, atrayendola apretadamente hacia su cuerpo. La nina lloraba de dolor, mientras que el jadeaba de placer. Que gran satisfaccion habia tenido, penso Don Regino. Que gran sacrificio he hecho y cuanto dolor he recibido, penso Eugenita, sintiendo que sus intestinos eran quemados por la caliente esperma de su padre.

Cuando el jadeante Don Regino retiro su ahora flacido pene del ano de su hija, este estaba cubierto por una espesa capa de semen mezclado con feces y sangre de la nina. Eugenita sintio un gran alivio en su organo, pero el dolor la seguia matando. Con sus piernitas entreabiertas, camino hacia la cama donde se tendio boca abajo, y la esperma del semen de su padre brotaba lentamente por su ano, y corria entre su labios genitales.

Dona Antonia habia contemplado la escena con satisfaccion, como lo habia hecho Carmen, mientras que la desconsertada Carmela lo habia hecho mirando de reojos. Nadie emitia una palabra; solamente la respiracion agitada de Don Regino se oia en la habitacion.

Sin decir una palabra, Carmen se acerco a la nina, que estaba tendida boca de abajo sobre la cama, y comenzo a limpiar con su lengua los organos genitales de la misma. Eugenita sintio alivio cuando la lengua de su hermana mayor comenzo acarisiar su humillado tracero. Fue entonces que Dona Antonia empujo suavemente a Carmela por la espalda en direccion de su esposo, que seguia sentado en el butacon, respirando agitadamente, y con el pene flacido y cubierto de escremento, semen, y sangre provenientes del ano de Eugenita. Carmela se arrodillo entre las piernas de su amo y comenzo a limpiar el sucio pene con su lengua, imitando lo que Carmen estaba haciendo con Eugenita.

Cuando Don Regino y Dona Antonia se retiraron de la habitacion, Carmen seguia lamiendo a su hermana, y la pequena Carmela estaba arrodillada cerca del butacon donde su amo habia estado sentado, con las manos cogidas al frente y la mirada baja. La pequena esclava parecia una linda estatua. Ella era una hermosa criatura. Su limpio y transparente vestido blanco se senia alrededor de su cuerpo revelando las bonitas curvas, a pesar de su corta edad. Ni Carmen, ni Eugenita se dieron por enterado que sus padres abandonaron la habitacion.

Al dia siguiente que Don Regino y Dona Antonia se habian ido rumbo a la Habana, Miguel se encontraba desallunando en la cosina cuando sintio que un carruaje paraba frente a la mansion de la hacienda. Era Carlos que estaba de vuelta de Bayamo, rumbo a Santiago de Cuba. El corazon del mayoral se detuvo por unos segundo, para comenzar despues a palpitar rapidamente.

Carlos estaba vestido con sus acostumbradas estrafalarias ropas, sus labios pintados de un rojo chillon, y sus cachetes ligeramente pintados. Recibio el beso de la joven como quien besa a una hermana. Carmen estaba vestida ligeramente, sin ninguna prenda interior; lo cual revelavan sus erectos pezones y las curvas de su cuerpo.

Tan pronto como Carlos vio a los hermanos Leroy y Albert en la puerta para recoger sus equipajes, no se pudo negar a permanecer en la hacienda. Carmen lo reconocio inmediatamente con su mirada lujuriosa. Tambien se reflejo en los ojos de Eugenita, que avidamente, vieron las intenciones de Carlos. Carmela no expresaba ninguna intension en su rostro.

Los esclavos caminaron cerca de sus amos, recogieron el equipaje del bienvenido Carlos, y lo llevaron a la habitacion de los huespedes, sin decir una palabra.

Todos entraron a la mansion. Como el dia era lluvioso, todo estaba en calma como en un dia festivo. La biblioteca estaba illuminada por las llamas que ardian en la chimenea. Carmen, Carlos, Eugenita, y Carmela entraron en la habitacion. Los esclavos de la casa habian, improvisionariamente, puesto los picaditos comunes para la ocasión. Los amos no estaban presentes, pero las ninas de la casa necesitaban la atencion requerida.

No habian pasado cinco minutos, cuando el mayoral se presento en la habitacion, seguido por Carmela, la que se sento en el piso, a los pies de Eugenita. La que no perdio tiempo para poner entre las piernas de la esclava su pie derecho, y empezar a tocar los genitales de la misma.

El mayoral temblaba, y no sabia que hacer. El siempre habia deseado singarse a Carmela y a Eugenita, pero como hacia para que Carlos no se la mamara delante de las tres mujeres. Sin pensarlo dos veces, camino hacia Carlos que estaba en el medio de la habitacion, se abrio la portanuela, y saco su bien formado pene. Carlos sin decir una palabra, se arrodillo delante de las piernas del mayoral, abrio su boca, y comenzo a chupar el pene.

Carmen se dirigio hacia el sofa donde su hermana menor se encontraba con su esclava a los pies, y comenzo a besarla, sin dejar de mirar para la exitante escena. Carlos chupaba como si no hubiera manana. El ensalivado y erecto pene del mayoral salia y entraba en la boca del joven homosexual como un lubricado piston. Miguel lo disfrutaba, y sostenia la cabeza de Carlos con sus dos manos, mientras no dejaba de mirar lo que las ninas hacian. Las cuales tambien se estaban deleitando con la morbosa escena.

Sin soltar el pene de su boca Carlos desajusto el cinto de Miguel y desabotono el pantalon, el cual callo hasta los tobillos del mayoral, para dejar espuestas sus nalgas; de las cuales Carlos se aguanto para meterse el erecto pene hasta lo mas profundo de su garganta.

Carmen y Eugenita estaban que hervian de la calentura. Esta era tal, que ya Carmen tenia a su hermana menor semi desnuda, y le apretaba sus pezonsitos, sin dejar de mirar como ambos hombres se complacian el uno con el otro. Eugenita seguia acarisiando el sexo de Carmela, que no protestaba, y abria un poco mas sus piernas, cuando sintio que el dedo gordo del pie de Eugenita se perdia dentro de su sexo. La una la lastimo un poco y gemio de dolor, pero no se atrevio a rechazarlo.

Miguel sintio como el dedo de Carlos buscaba la entrada de su ano. Sintio pena de verse penetrado por detrás delante de las menores, pero el placer que Carlos le estaba dando fue mayor que el deceo de la pena. El dedo de Carlos desaparecio dentro del seco agujero del mayoral. Al principio, Miguel sentio desconforte por la penetracion, pero en breves minuto lo estaba disfrutando.

Cuando Carmen toco el clitoris de Eugenita con su dedo, la nina se estremecio de placer, e introdujo un poco mas el dedo de su pie en la vagina de Carmela, la cual ya estaba excitada tambien.

Carlos dejo de mamar el pene de Miguel con disgusto, pero cuando oyo lo que le dijo de ultimo Carmen, se emociono por la interrogante de cual seria la sorpresa. Cuando el oyo la voz de Carmen ordenandole que se desnudara, la cumplio al momento. Luego Carmen se dirigio hacia una de las gavetas del escritorio de su padre, la abrio, y saco un enorme falo en forma de pene, y le dijo a Carlos que se tendiera boca de arriba en la mesa que estaba en el centro de la habitacion.

Mientras tanto Eugenita se habia arrodillado en el sofa y apoyado su cabeza en el espaldar de este, mientras que son sus dos manos abria sus nalgas para mostrar su cerrado y apretado ano, y exponerlo para que el mayoral hiciera uso del mismo a su gusto. Miguel se posesiono detrás de las abiertas nalga de la nina, y dirigio su erecto y ensalivado pene hacia el agujero del ano de la menor. Despues de frotar su pene en el seco y cerrado agujero, hizo precion con la cabeza de su miembro. Lentamente el pene entro en el orificio, haciendo sentir a la nina que la estaban quemando con una barra caliente, se mordio los labios despues de dejar escapar un grito de dolor de los mismos. El familiar dolor hizo que lagrimas brotaran de sus abiertos ojos, pero resistia como una verdadera heroína.

Mientras tanto Carlos se habia tendido sobre la mesa siguiendo las instrucciones que Carmen le habia dado. Cuando el vio el objeto en las mano de Carmen, ya sabia cual era la sorpresa que le esperaba, pero el falo era muy grande para el; era mucho mas ancho y largo que el pene de Miguel.

Tomandose su tiempo, Carmen unto vaselina en el gigantesco falo, y despues unto en el ano de Carlos.

Carmela se arrodillo al lado de la mesa y dirigio su tierna boca hacia el erecto pene de Carlos, quien sintio la humedad de la boca de la nina. Carmen se possesiono entre las piernas de Carlos, y comenzo a frotar el falo contra el ano de el. Luego hizo presion, y el falo comenzo a desaparecer dentro del ano entre los ahullidos de dolor que producia Carlos. El dolor fue tanto que su pene se puso flacido en la boca de Carmela, la que no dejo de chuparlo en ningun momento.

Tambien Eugenita emitia todo clase de gritos de dolor mientras el pene de Miguel hacia entrada en sus entranas. El dolor la estaba torturando, pero ella no se movia, solamente empujaba inconsientemente sus pequenas caderas contra del mueble, pero eran sujetadas firmente por las fuertes manos del mayoral.

El falo entraba casi hasta la mitad, cuando Carlos estaba pidiendo clemencia. Su ano no se habia acostumbrado a tan grande objeto. La nina Carmela obedientemente seguia chupando el flacido pene, tratando de hacerlo lo mejor que podia, y como no era tan grande como el de su amo, se lo podia meter completamente en su humeda boca. Carmen, con los ojos bien abierto, disfrutaba con el dolor que le estaba causando a Carlos, y no paraba de hacer fuerza con el falo en contra del ano.

Miguel seguia penetrando su hambriento pene contra el ano de Eugenita, la que seguia en la misma posision gimiendo de dolor. Cuando lo introdujo hasta la mitad, lo saco unas pulgadas, para volverlo a incrustar con fuerzas, sujetando firmemente a la nina por sus estrechas caderas. El ano no se pudo resistir a tan bestial arremetida, y le dio entrada completa al pene. La nina dejo salir un grito de ella que hizo que todos en la habitacion se voltearan para mirarla.

Acto seguido, Carmen hizo lo mismo con Carlos, el que dejo escapar un grito similar al de la nina. Despues ambos, Miguel y Carmen, comenzaron a penetrar y sacar de sendos orificios sus herramientas. En unos minutos, ambos, Carlos y Eugenita, se habian acostumbrado a los objetos que tenian dentro. Fue cuando Carmela sintio en su boca que el pene de Carlos respondia a su mamada.

En unos minutos, Miguel estaba a punto de estallar en un poderoso orgasmo, y comenzo a meter y sacar con mas vigor su pene de dentro del maltratado ano de la menor. La cual seguia jadeando de dolor en la misma pocision. El ver a la hija de sus empleadores sufrir sumisamente, y no moverse a pesar de los dolores que el le estaba propinando, le hacia sentir el placer morboso de su despiadada alma. Lo cual produjo el efecto secundario. Miguel sintio que de lo mas profundo de sus testiculos, salia una masa hirviente de semen, que estallo por el orificio de su erecto pene para descargarlo todo, mientras introducia su avido pene hasta lo mas profundo de las entranas de Eugenita. Ella sintio como el tibio semen banaban las paredes de su maltratado y humillado orificio, en lo mas profundo de sus entranas, y sintio alivio que el mayoral termira la interminable tortura de su tracero.

Carlos, tendido como estaba, sentia la fuerte penetracion en su ano, mientras sentia la humeda sensacion de la boca de Carmela en su pene. Cuando Carmen empezo apretar suavemente sus testiculos y a meter duramente el objeto en su ano, este sintio lo mismo que Miguel. Los testiculos se pusieron mas duro de lo que estaban, y la masa de ebullente semen comenzo a recorrer su camino por el conducto del pene. Fue entonces que la nina Carmela sintio como el pene se abultaba, y el sabor salinidoso del semen se vertia en lo mas profundo de su boca, para tragarselo a duras penas, ahogandose con el.. A pesar de la abundancia de semen proveniente del pene del homosexual, la nina hizo lo imposible para tragarselo todo, pero algunas gotas resbalaron de su boca alrededor del pene del satisfecho homosexual, que se retorcia de placer.

Carmen saco del maltratado agujero el falo que le habia causado placer y dolor a Carlos, mientras que Miguel seguia con su pene penetrado hasta lo mas infinito del ano de Eugenita. Cuando el falo estuvo completamente fuera del ano de Carlos, Carmen lo expuso a la claridad de la luz para mostralo, y exclamando:

Carmela obedeciendo las ordenes de Carmen, se levanto y se posesiono entre las nalgas de Eugenita, que estaba en la misma posision que estaba cuando el mayoral violo su agujero. Sin decir una palabra, la nina esclava saco su lengua y la dirigio hacia el doloroso y danado tracero de la menor. El derramado semen del mayoral salia lentamente del ano de Eugenita. A Carmela no le importo que su lengua fuera embarrada por el semen, feces, y sangre que brotaban de lo mas profundo de su ahora ama. Al contrario, sintio placer poder hacer sentir alivio a su nina ama. El aliviarle el dolor y darle placer a Eugenita, producia un placer y un sentimiento en Carmela que antes no habia sentido en su vida.

Eugenita sintio como la lengua de Carmela lamia su ano, y sintio alivio. Tambien noto como la obediencia de Carmela era total para ella, y sintió que un gran agredecimiento habia en la noble esclava, que ha pesar del orripilate olor a semen y feces que brotaba de su partido y maltratado culito, lo seguia chupando y lamiando para aliviarle su incripiente dolor. Que placer era que alguien hiciera tan horrible esfuerzo para satisfacelo a uno? Se pregunto Eugenita, quien habia comenzado a experimentar un sentimiento nunca antes tenido por ella.

Miguel bajo su cabeza, se vistio, y se marcho de la habiacion. Dejando el mismo cuadro descrito anteriormente.

Sin decir una palabra, Carlos cogio el falo, lo limpio con una toalla que estaba en la habitacion, y se dirigio hacia Carmen, quien se habia tendido boca de arriba en la mesa, y habia abierto sus piernas lo mas que podia. El sexo de la joven era hermoso en su explendor. Lo tenia afeitado completamente, y sus abultados labios dejaban entrever lo rosado de la mojada vagina. Con asco, pero sin recato, Carlos se arrodillo entre las abiertas piernas de la joven y puso el enorme falo a la entrada de la hambrienta vagina. El falo era tan grande que parecia imposible que cupiera en tan apretada vagina. Carlos hizo presion contra la misma y el falo entro sus primeras pulgadas, causando dolor en el cuerpo de Carmen. La cual lo trataba de amortiguar frotando su erecto y lubricado clitoris. Poco a poco el falo seguia su camino hasta el final de la vagina de Carmen, quien se habia adaptado al grueso objeto, y ahora gemia de placer.

Cuando los musculos de la vagina se adaptaron completamente al falo, Carlos lo comenzo a meter y sacar, girandolo lentamente. Carmen aumento el ritmo de los movimientos de sus dedos sobre su clitoris. Tambien movia sus caderas para gozar cada minuto. Carlos tambien aumento el movimiento del falo. Con la mano que tenia libre, Carmen sujeto fuertemente uno se sus pezones, y lo apreto con todas sus fuerzas para causarse el dolor mas grande que ella misma podria proporcionarse. Fue entonces que el orgasmo exploto en ella, y Carlos introdujo con todas su fuerzas el falo, hasta que toco la entrada del utero de Carmen. El orgasmo fue tal, que Carmen se volteo, agarrando el falo con sus dos manos, y callo al piso entre estertores y gemidos, y con su repiracion agitada. Carlos no podia creer que la menuda joven de quince anos podria tener tan gran objeto dentro de ella y sentir placer. Bueno, despues de todo, ella se lo habia metido a el por detrás, y el habia gozado.

Mientras esto ocurria, Carmela habia dejado de chupar el ano de Eugenita, a los pedidos de esta, y ahora estaban sentadas en el sofa besandose apacionadamente y completamente desnudas. Las azucaradas bocas de las ninas estaban entrelazadas con sus lenguas jugeteando una con la otra. Carlos y Carmen observaron la escena con ternura. Que lindo era el amor de las dos ninas. Tal parecian que habian nacido la una para la otra.

Cuando todos se vistieron, menos Carmela, y abandonaron la habitacion, esta olia a puro sexo y lujuria. Entonces fue cuando entro Jacinta para limpiarla, y observar a su desnuda hijita seguir a su ama, la tambien nina Eugenia, con su cabeza baja. Ambas se miraron de reojo, deseandose abrazarce y hablarse, pero ellas sabian que eso no era permitido hasta que sus amos lo autorizaran, y siempre lo hacian cuando ellas los complacian en sus caprichos.

Miguel habia salido de la habitacion confundido y encabronado. Siempre Carlos se habia salido con las suyas; y ahora las ninas de la casa sabian que el era bubarron, y tenia el temor que se regara, como fuego en una sabana en tiempo de seca, entre todos en la hacienda. Que diria Don Regino y Dona Antonia cuando regresaran de la Habana? Penso con miedo el temido mayoral. Por otra parte, le habia cogido el culito de la menor de las hermanas. Que rico se habia sentido al metersela a la nina!!!! Tambien penso Miguel. Como tambien penso en que le habia encantado como Carlos se la habia mamado.

Cuando entro en la gran cocina de la hacienda, las esclavas que se encontraban alli, enseguida supieron que el mayoral no traia buen carácter. Lo primero que hizo Miguel al entrar en la cosina, fue coger el latigo, y sin razon ninguna, coger a una de las jovenes mulatas, y darle un fuerte latigazo en la espalda sin que esta se lo esperara. El sonido del latigazo resono en la habitacion, seguido por el grito desgarrador de la joven. Las demas esclavas, cuatro en total, se alinearon contra una de las paredes de la cocina, y no se atrevian a decir una sola palabra, por temor a ser ellas las que sufririan la ira del mayoral.

El encabronado mayoral tiro con furia todo lo que habia sobre una rustica mesa de madera hacia el piso, rompiendo platos y derramando comida. Cuando la mesa estuvo totalmente vacia, halo por el pelo a la escogida esclava, y la empujo sobre la mesa. La esclava, sollozaba y tenia la mirada de terror en sus ojos.

Tendida, semidesnuda, y temeroza, quedo la joven mulata a expensas de los deseos morbosos del enfurecido mayoral, el cual desgarraba sus ropas para dejar expuestos sus bien formados y erectos senos, mientras que sus companeras de cautiverio miraban hacia el piso con ojos de terror. Cuando la joven estuvo desnuda completamente de la cintura hacia arriba, Miguel comenzo a descargar el latigo sobre sus pechos, los cuales temblaban al ritmo de los gritos de pavor de la esclava cada vez que el latigo batia sobre ellos. Sus rosados pezones se convertian en morados cada vez que el latigo del mayoral descargaba su furia sobre de ellos. La maltratada esclava no tenia otra opcion que soportar los embates del mayoral gritando y pidiendo a gritos misericordia, esperando que este se apiadara de ella. Sus manos aguantaban las patas de la mesa con todas sus fuerzas, esperando una apiadada contesta a sus reclamos de misericordia, que no era oida por el enfuriado mayoral.

Miguel seguia descargando el latigo sobre los maltratados pechos de la joven mulata hasta que olvido la cuenta. Normalmente, los amos le daban no mas de veinte latigazos a las esclavas, pero esta vez, Miguel, debido a la furia, se habia olvidado de llevar la contabilidad de estos. Sollozante y pidiendo clemencia y misericordia, se encontraba la joven mulata tendida sobre la rustica mesa, semidesnuda, exponiendo sus lastimados y maltratados senos al amparo de su endemoniado mayordomo, Miguel. Esto comenzo a causar una gran exitacion en Miguel, quien comenzo a sentir su pene en ereccion. El deseo de la morbosidad y el sadismo desperto nuevamente en el, a pesar de haber tenido un satisfactorio orgasmo una hora antes. Al ver la sangre correr por las heridas causadas por el latigo en la piel de la esclava, un encarnizado sadistico placer recorrio el cuerpo del endemoniado mayoral.

Sin importarles las demas esclavas, Miguel, como un loco, comenzo a morder y lamiar uno de los ensangrendados pechos de la esclava, le cual gemia de angustia y dolor. Con su cara toda embarrada en la burbujeante sangre, el mayoral gemia de placer al morder con sus blancos dientes, ahora embarrados en sangre, el pezon de la maltratada y adolorida esclava. Las demas esclavas no se atrevian a mirar la escena solamente de reojo, y con sus manos juntas al frente y sos miradas hacia el piso, estaban estaticas. A Miguel no le importaba que ellas miraran la escena. Al fin al cabo, eran unas esclavas; eran como animales de cria.

Cuando el mayoral no pudo contener el ardor de placer que sentia su pene, se dirigio hacia la parte de la mesa donde estaban las piernas de la martirizada esclava, agarro los tobillos de esta, y la halo hasta que su trasero quedo al borde de la misma. Todas las estillas de la rustica madera se clavaron en la desnuda espalda de la gimiante y maltratada joven esclava. Sin el menor protocolo, el mayoral subio las faldas de ella, abrio sus piernas para dejar al descubierto el encaracolado sexo de la misma, y dirigio su eferveciente pene hacia la entrada de la seca y rosada vagina.

Cuando la esclava sintio el erecto pene en la entrada de su seca y virginal vagina, grito con horror; ¡!!!!!!!!!NOOOOO!!!!!!!!, Por favor!!!!!!!!, pero su grito fue omitido por el insasiable mayoral, que hacia fuerzas para que su pene entrara en la reseca y cerrada vagina. Para que el pene entrara, Miguel tuvo que hacer fuerzas con sus caderas, mientras que se maltrataba a si mismo y a su ardiente pene. Pero el dolor de la esclava le producia un placer lujurioso, que era mayor que el dolor que el estaba teniendo en su pene por los enroscados y enmaranados pelos del monte de Venus de ella., que aranaban la cabeza de su pene.

De pronto el pene penetro unas dos pulgadas dentro de la vagina de la llorosa esclava, la que no paraba de pedir clemencia. El mayoral sintio que la vagina mojaba su pene. No era la lubricacion de la llorosienta esclava; era la sangre de ella. Sin tener el menor remordimiento por el dolor de la esclava, empujo mas duro su palpitante y erecto pene dentro de la vagina, hasta que entro por completo. El dolor que la esclava sintio fue tan intenso que los dolores producido por los latigazos se le olvidaron.

La posision en que Miguel habia colocado para empalarla hacia que la distancia de la vagina y el utero se achicaran. Por ende, cuando el mayoral penetro de un golpe su grueso y erecto pene, la esclava sintio como este trompezaba con la entrada de su utero, y sintio un corrientazo de dolor que hizo estremezer todo su adolorido cuerpo. Miguel sintio como su pene tocaba el organo de la esclava y le producia mas dolor, cosa que a el le exitaba. Saco su palpitante pene unas pulgadas, y volvio a hundirlo con mas fuerzas. La entrada del utero se abrio y Miguel sintio como el musculo del organo interior de la esclava apretaba la punta de su pene. El placer era mucho. Esta vez no lo saco completamente del lugar donde estaba, se mantuvo moviendo sus caderas para que el pene entrara mas. Cuando de pronto comenzo a sentir el volcan del orgasmo venir. Cuando el abundante semen descargo con fuerzas dentro del utero de la negra, esta lleno la habitacion con sus gritos de dolor y sufrimiento.

En ese momento, la hija de una de las jovenes esclavas entro en la habitacion, para encontrarse con el espectaculo. Las esclavas estaban contra la pared con sus manos al frente y con sus miradas hacia el piso, mientras que en el centro, ensima de la mesa, estaba una esclava, con sus pechos banados en sangre, y entre sus piernas se encontraba el mayoral de la hacienda. El grito desgarrador de la martirizada esclava, paralizo a la nina. Todas la miradas se consentraron en la recien llegada. Entre jadeos de corta respiracion, Miguel dijo:

Sin decir una palabra, Miguel camino hacia la recien llegada nina, con su ahora flacido y sucio pene.

La nina miraba con ojos de terror, miedo, e insertidumbre. Ella no sabia que hacer. Cogio su delantar, e hizo un gesto para limpiar el miembro de su mayoral, pero este le propino una fuerte galletada que la derribo al piso.

Mientras la madre miraba con angustia como era tratada su hijita. Su mirada era de desconternacion, y no sabia que hacer. La pequena se arrodillo delante de su mayoral, y el alma de la madre se enfrio por completo. La nina le daba asco el olor pestilente que emanaba del pene del mayoral, pero las opciones que tenian eran orripilantes. Si no lo hacia ella, ella y su madre serian maltratadas hasta la muerte. Ella comprendia que el estado de su esclavitud la hacia una propiedad de sus amos y senores, como tambien eran los animales, carruages, y todo en la hacienda. Cerro los ojos, trago en seco, y abrio su boca en direccion del pene del mayoral. Poco a poco, la sangre y el semen iban desapareciendo de la piel del pene, y la nina se la iba tragando con repugnancia y asco para evitar mayores consecuencias. Cuando todo el pene estuvo limpio, Miguel empujo la cabeza de la nina, y esta callo sentada sobre el piso. Despues, se guardo su pene, y se marcho de la habitacion sin decir una palabra.

Tan pronto como la puerta de la cocina se cerro a las espaldas del mayoral, las demas esclavas corrieron auxiliar a las dos victimas. La madre y otra esclava levantaron del piso a la nina. Todas lloraban de ira, rencor, y dolor. La madre limpiaba la sucia cara de la nina, mientras que esta sollosaba y sus lagrimas corrian por sus mejillas. El blanco delantar de la madre se habia embarrado de los restos de sangre y semen que habian quedado en los labios de la menor. La otra abusada esclava fue socorrida por dos de sus companeras de cautiverios, que la ayudaron a levantarse de la mesa. Su cuerpo estaba tan debil por la golpisa y la violacion que no se podia mantener de pie por si sola. Las otras dos esclavas la aguantaban por los brazos, y la condujeron y sentaron en un taurete. La vergüenza era tanta en las dos maltratadas negras que no querian mirar de frente a sus companeras, las cuales se compadecian de su dolor. La violada esclava se tuvo que sentar de lado para no apoyar su cuerpo sobre sus lastimados genitales. Todas, calladas se abrazaron entre si, llorando y consolandose la una con la otra. Nada podian hacer por su suerte. Sus amos eran despoticos y la suerte de ellas era poder comportarce lo mejor posible para poder seguir viviendo. Ellas sabian que si no obedecian, los castigos eran fuertes y amargos, y muchas veces teminaban con la muerte.

Se acordaban como habian visto morir a muchos de sus companeros y companeras en los mas crueles sufrimientos. Entre ellas se comenzaron a recordar y contarse de algunos de los interezantes casos, para informacion y conocimientos. Se recordaron como habian visto morir a un joven y rebelde negro que se habia insubordinado al mayoral. Lo empalaron por el ano, lo pusieron vertical, amarrado, y el grueso palo, lo fue penetrando hasta causarle la muerte, que duro dos dias de sufrimientos. Tambien comentaron que cuando los esclavos no se comportaban adecuadamente, eran castrados. A las esclavas, les marcaban los genitales con hierros calientes. Estas marcas eran de por vida.

Las historias de horror que se contaron entre si, eran tan escalofriantes, que las oyentes se erizaban, y se consagraban a ser sumisas para no sufrirlas.

Carlos y Carmen se habian hecho tan grandes amigos que habian dejado a Eugenita sin supervision con su nuevo juguete, la nina Carmela. Y esto no le disgustaba en lo mas minimo a la nina Eugenita, ya que podia hacer a su antojo lo que le pareciera con Carmela. Cosa que le producia placer. Carmela habia aprendido los gustos de su nina ama, y se comportaba lo mejor posible para complacerla. Tambien sentia cierta compania y adoracion por su nueva ama. Eugenita la maltrataba, pero cuando Carmela se portaba bien, Eugenita era romantica y amable. Tan amable era que la dejaba ver a su mama, y le prestaba sus vestidos de lujos. A Eugenita le gustaba besar ardorosamente los semi-gruesos y jugosos labios de Carmela, la que correspondia a los ansiosos y apacionados besos de su ama. Siempre comenzaban con los apacionados besos, y ambas terminaban en la recamara haciendo el amor, y produciendose los mas placenteros orgasmos. Las energias de las ninas eran inagotables porque lo hacian tan seguido como hasta cuatro veces por dias, hasta quedar exhaustas, y quedaban dormidas en los brazos de una de la otra. Desnudas como Dios las trajo al mundo. Era un romance mutuo, y cuando Eugenita martirizaba a Carmela, le nina esclava se dejaba hacer todo lo que a su ama la complaciera. Habia aprendido que el dolor causado por su ama era placer para ella.

Carmen tambien estaba disfrutando los dias en la hacienda en compania de Carlos. Habia descubierto el placer morbozo del voullerismo. Le causaba un placer enorme ver como Carlos se complacia con los jovenes esclavos de la hacienda, los que tenian que complacer los mas morbozos placeres del joven homosexual para evitar mayores castigos de manos de una de las ninas de la hacienda. Carlos cometia todo acto de infantilismo sexual enfrente de su amiga Carmen sin el menor decoro.

Un dia, cuando ambos caminaban por los alrededores de la hacienda, Carmen y Carlos vieron dos jovenes esclavos de mantenimiento podando algunos arboles y cortando la hierva. Los semidesnudos cuerpos de ambos esclavos brillaban bajos los resplandedientes rayos del sol. El sudor que brotaba de sus cuerpos contrastaba con la brillante de la negra piel. Ambos vestian solamente pantalones blancos hasta las rodillas. Tenian sus torsos y parte de las piernas desnudas.

La vista era espectacular. El camino era bordeado de altas palmeras, la hierva estaba verdecida y bien mantenida, y la brisa del aire fresco proveniente de las montanas adyacentes, batia suavemente las ramas de los grandes arbustos. El verdor de la vegetacion de las montanas contrastaba con el azul del cielo y el blanco de las nubes. Ademas el zusurro del rio traia paz y tranquilidad al alma del expectador. El cercano rio estaba cubierto con las ramas de grandes e immemoriales robles que dejaban pasar los rayos del sol, que desaparecian en las bajas aguas del rio como reflejos del poder divino. El agua era cristalina y fresca como es el rocio en las hojas de los arboles y sobre la hierva al amanecer, y el sonido emitido era comparable solamente con el canto de las sirenas descrito por Homero en la Iliada.

Carmen vestia su acostumbrado y lujoso vestido y su sombrilla la resguardaba de los picantes y resplandecientes rayos del sol, mientras que su acompanante vestia los siempre acostumbrados y estrafalarios vestuarios. Ambos se desviaron del camino real para dirigirce al cercado riachuelo, donde la quebrada, adornada con grandes piedras invitaba a permanecer un buen rato.

Ambos se sentaron en sendas grandes piedras y conversaban animadamente cuando Carmen le pregunto a Carlos:

Sin decir una palabra mas, ambos jovenes comenzaron a desnudarse tranquilamente, dejando ver sus cuerpos tal como Dios los trajo al mundo. Al verse desnuda, Carmen acarisio su cuerpo con sus manos. Las paso por sus muslos, acarisio sus bien formadas nalgas, y despues unas de sus manos se dirigio hacia sus genitales, y un dedo ligeramente penetro su ya mojada vagina. Luego dirigio el dedo hacia su boca para probar sus propios jugos. Finalmente, con ambas manos copo sus formados senos, y apreto sus pezones. Carlos la miraba con ojos de envidia. Quien tuviera ese ese cuerpo! Penso el homosexual para si mismo. Luego, el imito a la joven, y comenzo a tocarse su cuerpo. Hizo mayor enfazis en su semi erecto y larguchento pene, moviendo el escroto hacia tras y hacia delante unas cuatro veces, mientras que con la otra mano acarisiaba sus nalgas.

Al unisono, ambos se cogieron de la mano y caminaron hacia la quebrada por donde la cristalina y fresca agua del rio corria. Y ambos entraron en ella, sintiendo el frio acostumbrado que recorrio sus cuerpos. Cerca, los esclavos los miraban atonitos. Ellos estaban acostumbrados a ver los cuerpos desnudos de sus companeras de cautivo, pero no el delicioso cuerpo de su joven ama. Tambien le parecio gracioso ver el fragil y amanerado cuerpo de Carlos, pero entre ambos solamente cruzaron miradas, y como buenos esclavos, se atrevian a mirar disimuladamente.

Carlos y Carmen fueron para un charcon dentro del rio donde el agua le llegaba hasta la cintura y grandes piedras rodeaban el lugar, y grandes arbustos cubrian el agua. Ambos se deleitaban y se mojaban uno al otro entre grandes carcajadas de placer. Estuvieron jugando el el agua por alrededor de quince minutos y cuando ambos jadeantes se sentaron en sendas piedras para descansar, Carmen grito:

Los fornidos y jovenes esclavos se miraron entre ellos, y sin decir una palabra se dirigieron al rio para obedecer la orden de su joven ama. Cuando ambos se desnudaron, mostraron que solamente sus cuerpos no estaban bien formados, si no que tambien poseian grandes y gruesos penes y unas nalgas musculosas. Los ojos de Carlos se deleitaron al ver los enormes penes. La boca se le lleno de saliva pensando en el sabor de ambos dentro de su boca. Carmen los observo y admiro sin pronunciar una palabra. Ambos esclavos saltaron hacia el agua con una maestria incomparable. Era estimulante ver a dos negros Adonis tan cerca de ambos, pensaron Carlos y Carmen.


Despues de unos minutos que los esclavos chapotearon en el agua, Carmen les ordeno:

El escogido esclavo quedo paralisado; el nunca habia hecho eso. Miro a su companero de cautiverio, y sin saber que hacer se dirigio hacia la piedra donde se encontraba sentado y desnudo Carlos. Sin decir una palabra cogio el flacido y larguchento pene del homosexual con su mano derecha y dirigio su boca hacia el. El deshonor de hacer lo que habia comenzado le indignaba, pero no tenia otra alternativa; obedecia o iba hacer martirizado y torturado sin misericordia. El pene le sabia mal, pero el esclavo se lo introducia dentro de su boca y lo chupaba para darle placer a Carlos. Su companero de cautiverio y Carmen miraban como el lo hacia, y el pene entraba y salia de su ensalibada boca.

Carmen abrio sus piernas, y su joven y abultado sexo quedo expuesto, y con el dedo le senalo al otro esclavo donde tenia que ir. El esclavo se dirigio hacia el sexo de la joven, y hundio su lengua entre los labios del sexo de la joven buscando el clitoris. Un corrientazo de placer cubrio el joven cuerpo de quince anos de Carmen cuando la lengua del negro lamio sus labios exteriores y su clitoris. Ella se extremesio de placer.

Por otra parte, Carlos estaba experimentando el mismo placer en su organo sexual. A pesar de no tener experiencia como mamador de pingas, el negro lo estaba haciendo muy bien, y Carlos gemia de placer mientras que su delgaducho y erecto pene salia y entraba atravez de los gruesos labios del esclavo. Fue entonces cuando Carmen giro su cabeza hacia su amigo y sus bocas se juntaron en un apacionado beso. Ambos estaban viviendo un verdadero paraiso siendo complacidos oralmente por sus esclavos.

Despues de unos diez minutos, los cuatro se fueron para una orilla del rio que estaba cubierta de fina y delicada hierba. Fue cuando Carlos y Carmen devolvieron el favor sexual a los esclavos. Ambos esclavos se acostaron boca arriba en la hierba, y Carlos y Carmen se arrodillaron entre sus piernas, y comenzaron a chupar sendos penes.

Era una competencia a quien le cabia el pene completamente en la boca. A pesar del gigantesco tamano de los penes, Carlos y Carmen hacian lo imposible para meterselos completamente en sus bocas. Como los penes de los esclavos eran tan grandes y estaban erectos, cada vez que penetraban la garganta de ambos ninos, Carlos y Carmen, estos tosian y grandes borbotones de saliva embarraban los abultados penes. Un esclavo tubo la osadia de poner su mano en la cabeza de Carlos y empujar con fuerzas contra su eregido pene. Carlos tosio y se aglutino hasta que su garganta no soporto el dolor de la violacion, pero no protesto. Cuando Carmen vio eso, tambien le gusto y trato ella misma de martirizarse su garganta con el pene del esclavo.

Carlos era incansable mamando, pero Carmen estaba que se moria por una penetracion. Ella se subio encima de su negro, y con una mano dirigio el erecto pene hacia su hambrienta y deseosa vagina. Cuando el inmenzo pene la penetro suavemente, ella no pudo contener un ahullido de placer y dolor. Pero cuando su vagina se adapto al pene, ella comenzo a moverze para ariba y abajo con el mayor placer del mundo.

Carlos la imito, pero su ano era mas cerrado que la vagina de Carmen. El tuvo que ensalivarse el orificio anal para que el inmenzo pene lo penetrara. Fue una real tortura para el. Lloro y grito, pero las fornidas manos del esclavo agarraban sus caderas y precionaban el cuerpo contra el erecto pene mientras que las debiles manos del homosexual se apollaban en los gruesos muslos del negro para evitar la penetracion. La penetracion fue tan doloroza que el grito de dolor de Carlos se oyo en toda la explanada. Carmen dirigio su miraba para su amigo para verlo sufrir y sentir mas placer mientras que ella era penetrada por un pene similar.

Cuando ambos se adaptaron a los penes, ambos comenzaron a gozar. Los dos parecian dos pequenos y blancos enanos encima de los musculosos y negros cuerpos. Carlos se acosto ensima del pecho del negro y su boca busco los abultados labios de su penetrador para enlazarse en un apacionado beso. Por el contrario, Carmen permanecia sentada sobre el pene que penetraba su vagina y con una mano acarisiaba su clitoris mientras que con la otra apretaba uno de sus pezones.

Transcurrieron unos diez minutos de placer, cuando Carmen le dijo a los negros que queria una doble penetracion. Para disgusto de Carlos, su negro saco su erecto y sucio pene y se posesiono detrás de las blancas nalgas de la joven ama. Le parecia imposible que el apretado orificio resistiera el gran y abultado pene. Primero, lo escupio y ensalivo; luego lo rozo contra el agujero anal. Cuando la punta del pene pudo penetrar el apretado agujero, Carmen dejo salir un ahullido de dolor de los mas profundo de su interior. Pero este fue callado por el largucho pene de su amigo Carlos, que penetro su boca inesperadamente mientras que posesionaba su ano en los labios del negro que estaba debajo de ella.

La orgia era perfecta y todos recibian y daban placer. Para Carmen era el paraiso. Estaba siendo penetrada por dos inmenzos penes, mientras que chupaba otro. Para Carlos era una delicia sentir como el negro chupaba su ano mientras que su amiga le daba una mamada. Y para los dos negros era un placer tener penetrada a su joven ama y sentir que sus penes rozaban dentro de ella. Y para el negro que estaba debajo, el sabor cobrizo del ano de Carlos, le provocaba placer, mientras el que estaba ensima se besaba con el joven homosexual en un apacionado beso.

Los penes eran tan grandes que un pequeño hilo de sangre corria por las paredes del apretado ano de la joven; pero a ella no le interesaba. El placer era mas que el dolor. Casi al unisono, los cuatros llegaron al orgasmo. Los orificios de la joven fueron llenados de los espezos y blancos espermas de los negros esclavos mientra que su boca aglutinaba el esperma del joven homosexual. La velada habia sido placentera para los jovenes.

Cuando terminaron, Carlos y Carmen volvieron a meterse en el rio para limpiar sus cuerpos, mientras que los negros retornaron a sus labores cotidiana. Cuando terminaron de vestirse, fue cuando observaron a Eugenita montada en un caballo, con su esclava Carmela a las ancas.

A pesar de sus cortas edades, las ninas cabalgaban con destresa; Eugenita guiaba el potro mientras que Carmela, con sus piernas abiertas se sugetaba de las caderas de su ama. Las dos vestian las mismas ropas. Unas amplias y sueltas blusas, y sin ropas interiores. Tambien el potro no llevaba muntura; por lo que sus sexos estaban comprimidos en la espalda y columna vertebral del animal.

Carlos y Carmen saludaron a las menores, pensando en los placeres que Eugenita estaba teniendo con su juguete preferido; la esclava Carmela. Las ninas siguieron al galope en direccion de la caballeriza de la hacienda.

Al llegar al lugar, Jacinta, la madre de Carmela, estaba esperando con la puerta de la caballeriza abierta. La nina Carmela se alegro de ver nuevamente a su madre, y la nina Eugenita sonrio. Debido al paseo a caballo y al roze de su sexo contra la piel del animal, Eugenita estaba exitada. Cuando ambas ninas se desmontaron del animal, la evidencia de su excitación era palpable; el animal tenia los vestigios de los jugos vaginales sobre su lomo.

Sin decir una palabra, Jacinta procedio a desnudarse delante de la nina ama y de su hija, dejando al descubierto un bonito y bien formado cuerpo. Eugenita camino alrededor de su cuerpo, toco los erectos y bien formados senos, las redondas nalgas, para terminar su examinacion en los genitales de la esclava, que no se movia por temor a represarias. Inesperadamente, levanto el latigo que habia usado para el caballo y lo descargo contra las redondas y fornidas nalgas de Jacinta, la que ahullo de dolor y sintio como su piel ardia por el golpe recibido. Carmela observaba como su madre era vejada delante de ella, pero no emitia una sola palabra. Sus ojos miraban hacia el suelo cubierto de hierba seca y estierco de animales.

Desnuda como estaba, se dirigio hacia el caballo que habian cabalgado su ama y su hija, se posesiono entre las piernas del animal, y comenzo a manipularle el pene. En respuesta, el miembro del animal comenzo a crecer hasta llegar a casi tocar el suelo. Carmela obserbava como su madre arrodillada en la hierba seca y llena de escrementos de los animales, y desnuda, acariciaba el pene del animal. Eugenita se le acerco por detrás y levanto su blusa para dejarla caer sobre el suelo y dejar a la nina esclava totalmente desnuda. Despues comenzo a tocar con sus dedos el sexo de la menor, sin dejar de observar como la madre de esta tocaba el sexo del caballo.

Jacinta escupio lo mas que pudo su mano, hasta llenarla de saliva, y se froto su ano para prepararlo para la dolorosa penetracion que se avecinaba. Despues se posesiono en cuatro entre las cuatro patas del animal, y dirigio el pene hacia su ano. El pene del caballo era aproximadamente de una pulgada y media de espesor y como de un metro de largo. Era casi imposible que semejante objeto cupiera dentro de tan pequeño orificio; pero la esclava sabia que si no lo hacia, su hija pagaria las consecuencias. Con una mano agarro el pene del animal, cerro los ojos y mordio sus labios, y lo dirigio hacia su cerrado orificio.

Despues de grandes esfuerzos, la punta del pene del animal, logro traspasar el musculo de la entrada del ano de la esclava, la que no pudo resistir y emitio un estridente ahullido de dolor que lleno todo el establo. A todo esto Eugenita seguia manipulando el clitoris de Carmela, la que veia el sufrimiento de su madre. Jacinta hacia lo imposible para que el pene del animal la penetrara y se eyaculara lo mas pronto posible para terminar con la tortura. Despues de unos minutos de ardua labor, Jacinta se habia podido meter un buen trozo del pene del animal dentro de ella, pero el dolor era insoportable. Sentia como si una barra de hierro caliente le estaba consumiendo sus entranas. Tambien sentia como las lagrimas le corrian por su mejillas, y su hija era abusada sexualmente por su nueva y menor ama.

Eugenita se habia levantado su camizon y ahora rosaba su joven sexo en las nalgitas de Carmela, la que observava el suplicio de su madre, y no se movia para no causarle disgusto a su ama. Despues de penetrarse unas cinco pulgadas y que el musculo del ano se adaptara un poquito, Jacinta comenzo a meterselo y sacarselo con cuidado, sin dejar de tener un dolor iresistible. El pene del animal seguia su paso hacia el interior de la esclava, y esta soportaba el sufrimiento con dureza y entereza. Con el roze de la suave piel de las nalgas de Carmela, el clitoris de Eugenita se habia puesto erecto y estaba a punto de explotar en un gran orgasmo. La vision de ver a Jacinta, delante de su hija, ser penetrada por el ano por un semental equino, le producia un placer morbozo indescribible.

Despues de unos minutos, el animal injecto su carga de semen dentro del ano de la esclava; solamente habia penetrado unas siete pulgadas. Jacinta sintio como la espeza esperma del animal banaba todo su interior, mientras que Eugenita tenia un espelugnante orgasmo rozando su clitoris en las nalgitas de Carmela, la que se sintio aliviada cuando el organo del animal salio semi flacido del ano de su madre, la que habia sufrido por ella.

Debido a la respuesta habitual e involuntaria del cuerpo de Jacinta, el musculo del ano se fue cerrando, y el semen del caballo comenzo a salir poco a poco con los gases que habian quedado dentro de ella. Carmela, con su lengua y sus labios, los iba acumulando dentro de su boca para luego tragarselos sin sentir asco. Le daba placer aliviar los padecimientos de su madre y obedecer las ordenes de su ama. Asi estuvo hasta que la ultima gota de semen dejo de brotar del maltratado ano de su madre, y bajo la mira constante de su ama.

Cuando todo habia terminado, Eugenita se acerco a Carmela por detrás, introdujo su mojado dedo en en ano de la menor, y le orderno a ambas que se banaran y se vistieran para la cena.

Las dos esclavas se banaron con cubos de aguas frias y se vistieron con sus acostumbrados atuendos para asistir a sus amos en la cena. Las dos acomodaron sus lacios cabellos y no hablaron del incidente que habian tenido con la nina. Ellas se sentian humilladas y adoloridas, pero no se atrevian a discutir el tema para evitar mayores consecuencias.

Cuando llegaron al comedor, en el mismo se encontraban el homosexual de Carlos, la joven y menuda nina Carmen y la nina Eugenita. Todos se encontraban vestidos con sus galas y con hambre. Todos comieron opiparamente, delante de las miradas asustadisas de Jacinta, Carmela, y la joven esclava Laura. Las esclavas sabian como permanecer silenciosas y con las miradas en el suelo mientras que sus amos comian y reian y bebian del mejor vino de la hacienda (cosa que sus padres limitaban estos a lo minimo, pero con ellos ausentes, se deleitaban de lo mejor).

La que empezo fue Eugenita. Mando a Carmela que se posisionara cerca de ella, e introdujo su pequeño dedo en el ano de su esclava personal, sin antes untarlo en la mantequilla. Carlos y Carmen se reieron de las ocurrencias de la nina, y de la cara de sufrimientos que puso la nina y su madre cuando el dedo de la menor la penetro. Carmela sabia que ella tenia que obedecer a los caprichos de su ama, y el placer que le provocaba placer a su ama, pero la mirada angustiosa de su madre y las risas de los dos acompanantes producia en ella una confucion indescriptible.

Fue entonces que Carmen ordeno a la esclava Laura que se metiera debajo de la mesa. Se levanto su vestido para exponer su joven y juvenil sexo, e indico a la esclava que se lo chupara, mientras que obserbava como su hermana menor introducia su dedito en el apretado ano de Carmela. A Carlos, a pesar de ser homosexual, le producia placer lo que estaba ocurriendo, y con la ayuda del vino que habia injerido, su pene comenzo a ponerce erecto. Hasta el punto que entre risas y chistes, no se pudo contener y exponerlo para los presentes. Lo cual llenaron de jubilo a las dos jovenes hermanas, mientras las esclavas pensaban que seria despues.

Jacinta fue ordenada por Eugenita que le chupara el pene de Carlos, a lo que esta obedecio sin la menor queja. Sin decir una palabra y sin dejar de observar como Laura lamia el clitoris de Carmen y su hija, Carmela, era penetrada por el ano por los dedos de Eugenita, Jacinta se arrodillo entre las piernas de Carlos e introdujo el delgaducho y erecto pene dentro de su ensalivada boca para comenzarlo a chupar con el mayor placer. En comparacion con lo sucedido en la manana el pene le parecia un pequeño palillo de dientes, por eso no tuvo difilcultad en ponerselo compleatmente hasta su garganta sin tener que ahogarse y derramar saliva.

Carmela trataba de ocultar las molestias que sentia con el dedo de Eugenita metido en lo mas profundo de sus entranas. Todo para no desagradar a su ama. Eugenita le producia placer ver como su esclava trataba de moverse y evitar los dolores de la penetracion, pero ella continuaba introduciendo y sacando sus dedos del ano de la menor.

La esclava Laura habia aprendido su trabajo bien rapido. Ahora lamiaba con gusto el clitoris de Carmen, y lo mordia suavemente, para intercalar con darle placer al ano de la joven ama. El orificio anal tenia el mismo sabor cobrizo que tenia el de Dona Antonia, pero ella sabia que eso le causaba placer a la nina, y lo hacia para no padecer mas duros castigos. Carmen se deleitaba con lo que le estaba haciendo Laura, y se retorcia de placer, hasta se habia sacado su pequeño seno de dentro del vestido y apretaba el pezon con dureza.

Sin decir una palabra, Jacinta abandono su laborioza tarea de chupar el pene de Carlos, y se dirigio hacia una de las gavetas del escritorio; donde ella sabia que sus amos guardaban un inmenzo pene de marfil; se desnudo y se lo puso como un pene postizo, y lo ato alrededor de sus bien formadas caderas. Su cuerpo, delgado y femenino, hacia que el postizo pene luciera mucho mas grande de lo que era. Mientras que ella se lo ponia, Carlos se desvestia con la mayor impasiencia, para luego arrodillarse en la silla que estaba sentado.

Jacinta camino por el medio de la habitacion hacia las desnudas nalgas del homosexual con su postizo pene colgando entre sus piernas. Carmen y Eugenita la observaron sin abandonar sus placeres sexuales. Los bien formados y erectos senos de la esclava constrataban con el inmenzo pene atado a sus caderas. Era voluminoso y grueso, capaz de partir en dos el mas dilatado orificio anal del mundo, pero en le mente de Jacinta estaba el de infringir el mas dano posible para vengar los vejamenes recibidos.

Escupio el falo, y se posesiono detrás de los gluteos del homosexual de Carlos. Luego lo dirigio hacia su agujero con una mano, mientras que con la otra abria sus lampinas y suaves nalgas. Lo posesiono a la entrada del orificio, y Carmen, Eugenita, y Carmela pusieron cara de admiracion por no saber lo que iba a venir. Laura no podia observar porque no abandonaba el sexo de su ama.

Cuando el falo entro la primera pulgada, Carlos no pudo contener el dolor y grito tan alto que las esclavas que estaban en la cosina lo oyeron. Jacinta no tuvo ninguna consideracion, como ninguno de sus amos la habian tenido con ella. Sugeto a Carlos por las caderas y empujo las de ella lo mas fuerte que pudo. De una sola vez el falo desaparecio en el interior de Carlos. El no pudo contener el dolor y sus piernas se doblaron, a pesar de estar arrodillado, mientras que pedia misericordia. Pero era tarde para volverse atrás. Jacinta saco el falo unas pulgadas y lo volvio arremeter con fuerzas contra el torturado orificio. Por ahora, la penetracion no le producia ningun placer a Carlos, quien lloraba y sus manos se agarraban fuertemente al espaldar de la silla. Sus ojos estaban cubiertos de lagrimas que corrian por sus mejillas y su boca estaba torcida de dolor. Pero Carmen y Eugenita se estaban deleitando con el espectaculo. Carlos sintio como un pequeño hilo de sangre comenzaba a correrle por sus muslos; Jacinta le habia roto el ano otra vez. La esclava no tuvo consideracion con el torturado homosexual, y cuando miro a sus amas, estas le dijeron que continuara con el ritmo que llevaba. Por primera vez, Jacinta se deleitaba con una de las ordenes de sus amas, y sigio arremetiendo fuertemente contra el organo de Carlos, quien se habia resignado a estar en esa posision hasta que sus amigas lo quisieran.

Despues de unos cinco o diez minutos, el ano del homosexual se habia dilatado lo suficiente y el dolor fue pasando. Con una mano cogio su langido y flacido pene y comenzo a masturbarse el mismo. A todas estas, Carmen seguia con sus piernas abiertas y con Laura lamiando su clitoris, su vagina, y ano, y penetrandola con sus dedos. Ahora, Carmela estaba doblada sobre Eugenita besando sus labios y con una mano masturbaba a la menor de las hermanas, mientra que era penetrada con tres dedos por su estrecho ano.

Los gemidos de dolor habian sido sustituidos por gemidos de placer. El delgaducho pene de Carlos habia alcanzado una total erecion y estaba a punto de explotar. Jacinta no habia parado el ritmo con que habia comenzado arremeter contra el homosexual. A ella tambien le dolia enormemente su ano por la arremetida del caballo en la manana. Sin dejar que Jacinta sacara el falo de su ano, Carlos se paro de la silla, y se dirigio con su pulsante pene hacia la silla donde Carmen estaba teniendo un extasis de placer. Carmen a ver a Carlos aproximarse a ella, supo lo que su amigo queria. Habrio sus labios y le dio cavida al pene dentro de su humeda y ensalivada boca. Chupar y ser chupada era como estar en el paraiso; penso Carmen.

Los orgasmos no tubieron que esperar mucho. Carlos derramo todo su semen en la boca de Carmen, la que se lo aglutino y trago sin el menor tapujo. Mientras que Carlos se ejaculaba, Jacinta introdujo el falo lo mas profundo que pudo y lo sostuvo alli hasta que el homosexual terminara su ejaculacion. Despues, cuando Carlos saco su ahora flacido pene de dentro de la boca de su amiga, Jacinta saco el falo cubierto de feces y sangre del maltratado ano.

Carmen se retorcia en la silla, teniendo un orgasmo fabuloso, mientras que la esclava Laura no despegaba sus gruesos y carnosos labios del clitoris y sus dedos penetraban la vagina y el ano de su ama. En otra parte de la mesa, los dedos de Carmela producian un placer indescriptible en Eugenita. A pesar de sus cortas edades, ambas ninas se producian un placer que una persona adulta de hoy en dia se hubiera avergonzado. Eugenita mordia los pechos de su esclava e introducia sus dedos en el ahora ensachado ano y lubricada vagina, mientras que esta acarisiaba con dos de sus dedos el erecto y palpitante clitoris de su ama. Eugenita imito a su hermana y se retorcio de placer en la silla cuando Carmela pellisco con fuerzas el clitoris, y un espantoso orgasmo hizo temblar a la nina. Carlos, Carmen, y Eugenita habian sido complacidos por las esclavas. La sobremesa habia concluido.

El correo en la epoca no era como hoy en dia. No existia el telegrafo, ni la tecnologia que existiria unos siglos mas tardes para trasmitir los sucesos ocurridos en las otras partes de la isla. Tambien el bandidaje andaba por su cuenta, y a pesar de que la colonia bajo la tutela de la corona Espanola trataba de terminar con el mismo, era imposible. De regreso hacia la hacienda proveniente de la Habana, el carruaje de Don Regino y Dona Antonia habia sido asaltado, y en el enfrentamiento, un tiro habia atravesado el pecho del patrono, quien habia muerto al instante. Tambien uno de los dos de los guardaespaldas habia muerto en la escena, y el otro herido en una pierna. Dona Antonia habia quedado ilesa, pero los bandidos se ocuparon de ella.

La banda de bandidos consistia en dos hombres y una mujer. Los hombres eran bien fornidos, uno blanco y otro mulato claro, con pistolas y machetes colgando de sus gruesos cinturones. Ambos estaban en sus veintes. La mujer tambien estaba en sus veintes, triguena, de muy buen cuerpo, pero con ademanes masculinos. Como los hombres, ella vestia pantalones, y llebava en su cintura pistolas y machete. A pesar de sus holgadas vestiduras, sus grandes senos se reflejaban sobre la sudada camisa que llebava puesta.

Cuando Dona Antonia fue sacada a empujones y golpes del carruaje, callo al piso llorando y sin saber que hacer. Era una experiencia nunca antes vivida por ella. Vio como mataron a su marido, y ahora ya no era la ama de la hacienda quien disponia de la vida de la servidumbre. Ahora ella la quien tenia que pedir micericordia para conservar su propia vida. En otras palabras de ama habia pasado hacer esclava en unos minutos.

Los bandidos saquearon todas las pertenencias del carruaje, ataron los caballos al mismo, y luego ataron a Dona Antonia de las manos y la hicieron caminar detrás de ellos, como lo hacian con los esclavos.

La comitiva de bandidos con Dona Antonia se dirigieron por caminos cubiertos de polvo y altas hierbas. Despues cruzaron riachuelos y lomas con abundante vegetacion, hasta llegar a una abandonada casona semidestruida. Al parecer ese era el cuartel general de la banda.

El techo de la casona habia sido destruido por un incendio y no tenia ni puertas ni ventanas. Dos grandes perros pastores alemanes salieron a darle la bienvenida a los recien llegados. Los dos hombres se ocuparon de esconder el carruage y los caballos, mientras que la mujer, con un latigo, le proporciono a Dona Antonia sus primeros azotes, desgarrandoles los vestidos y parte de la piel. Luego de desatarla, le vendaron los ojos, y la mujer la dirigio hacia un lugar desconocido.

Cuando la venda fue quitada de los ojos de Dona Antonia, esta pudo ver lo que habia a su alrededor, y sintio un escalorfrio por todo su cuerpo.

El cuarto estaba iluminado por antorchar que ardian colgando de las paredes. La habitacion estaba como debajo del suelo, ya que pudo ver una escalera por la cual ella habia decendido. En un rincon de la habitacion habia varios sacos con arroz, frijoles, y colgando del techo, grandes carnes saladas. En la otra parte, habia montones de ropa y otros objetos robados por los asaltantes. En el medio de la habitacion, habia una pequena mesa con tres sillas, y sobre la misma una jarra, tres platos y tres vasos. Del techo colgaban cadenas y sogas que parecian que no habian sido usadas en anos. Tambien, en las paredes habian grandes argollas de hierros, con instrumentos que ella recordaba muy bien; eran los mismos instrumentos que habia en su hacienda para torturar a los esclavos. Ahora ella sentia el mismo miedo que habian sentido sentenares de esclavos que habian pasado por sus manos. El miedo a lo inseguro e inesperado le hacia temblar de pavor. El sudor frio se habia acumulado alrrededor de su frente, y sus ojos estaban abiertos y brillaban con el reflejo del panico. Como sus manos estaban atadas delante de ella, sus movimientos eran limitados.

Cuando los dos hombres entraron en la habitacion, la mujer ya le habia quitado la venda de los ojos a Dona Antonia. Ambos miraron a su presa con desden, caminaron alrededor de ella, hasta que uno de ellos apreto un seno por sobre la maltrecha ropa de la cautiva. Ambos rieron y se sentaron con su companera en la rustica mesa, mientras que Dona Antonia los observava como bebian vino. De ama a ser esclava en unos minutos, no era cosa facil para ella. Tambien la mujer la observaba con cara de lujuria y reflejava sus ganas sexuales. Recordemos que Dona Antonia tenia un bonito cuerpo y ademanes, como tambien poseia la experiencia sexual que sus captores desconocia.

Dicho esto, la mujer se levanto, se dirigio hacia la cautiva, y la derribo con una fuerte trompada en la mandibula inferior. Dona Antonia sintio que el mundo se ponia negro y se desmayo. Cuando se desperto con un cubo de agua fria, colgaba del techo por sus piernas, las cuales estaban separadas por una gruesa barra de metal. Sus manos estaban atadas a sus espaldas, y estaba completamente desnuda. El dolor de las articulaciones era irresistible. Era la primera vez que era sometida a tan cruel tortura, pero no era la primera vez que ella veia el espectaculo; ya que ella misma se lo habia hecho a sus esclavos y esclavas.

Atada como estaba Dona Antonia podia ver a los hombres sentados en los tauretes observando como la mujer se delitaba con sus padecimientos. Sus senos colgaban en direcion de su cara, mientras que sentia el frio en sus genitales por tenerlos abiertos y expuestos a los capricho de su captora. La mujer camino alrededor de ella tocando su cuerpo como los compradores tocan el cuerpo de las reses muertas en el matadero antes de comprarlas.

Despues de tocar e introducir sus dedos en los orificios de Dona Antonia, la mujer levanto con su mano derecha una fina pero resistente cana de bambu envuelta en piel de caballo, y la descargo fuertemente sobre los abiertos labios de los genitales de Dona Antonia. El dolor del latigazo fue tan fuerte que Dona Antonia grito con toda sus fuerzas y perdio momentaneamente el conocimiento. Despues de pedir clemencia llorando y retorcerse por los dolores, comprendio que todo estaba perdido para ella. Se encontraba a los despoticos gustos de su captora. La mujer siguio maltratando los genitales de Dona Antonia mientras tuvo fuerzas. Cuando el sudor le banaba la frente y su mano le dolia por los latigazos que le habia admininstrado a la cautiva, la mujer se limpio el sudor con la manga de la camisa, y se sento para beber mas vino con los dos hombres que la acompanaban..

Dona Antonia colgaba del techo, como colgaban las demas carnes en la esquina de la habitacion. Su sexo ardia por los latigazos recibidos, y seguian expuestos a los caprichos de sus captores. Por los sufrimientos recibidos, ya no se acordaba de su marido muerto y de sus hijas en la hacienda. Su sentido de supervivencia le decia que ella tenia que soportar, pero al mismo tiempo reflecionaba todo lo que ella le habia hecho a sus esclavos. Las humillaciones que estaba teniendo no eran comparadas con las que habia tenido con su fallecido marido. Estas eran reales y su vida estaba en juego.

Despues de unos diez minutos y unos cuantos sorbos de vino, la mujer procedio a infringirle mas maltratos a la colgante cautiva. Esta vez, hizo mas enfasis en los colgantes senos. Primero los apreto con todas sus fuerzas, y terminar retorciendo sus grandes pezones. Dona Antonia lloraba y seguia pidiendo misericordia, pero todo era por gusto, ya que la mujer no se conmovia, y ahora los dos hombres tenian sus penes erectos, fuera de sus pantalones, y se reian de sus sufrimientos.

Despues, la mujer empezo a descargar el latigo con todas sus fuerzas sobre los colgantes senos de Dona Antonia, la que no tenia otra opcion que resistir los embates de los mismos. El latigo penetraba la blancas carnes de la cautiva cada vez que golpeaba su delicada piel. Dona Antonia se contorcionaba y lloraba de los dolores, pero no podia escapar de los mismos.

La mujer se bajo sus rusticos pantalones y expuso su peludo y apestoso sexo, para dirigirlo hacia la boca de la cautiva. Dona Antonia estaba acostumbrada a chupar el sexo de otras mujeres que los tenian tiernos y limpios, pero el descuidado y apestoso sexo de su torturadora, le causo un asco tremendo, pero no tenia otra opcion que tratarla de complacerla en lo que ella pudiera. Por eso hundio su lengua en lo mas profundo de la pelambrera, busco son su avida lengua el clitoris, y lo empezo a chupar. La mujer le respondio el favor chupando el sexo de la colgante cautiva. El sexo de esta le parecio a la mujer un extasis. Era limpio, fresco, y con un olor agradable. Lo lamio y chupo con todas sus ansias.

Despues de unos quince minutos de placer, la mujer llego a un orgasmo, y le dijo a los hombres que si querian usar a la cautiva. Los dos hombres ya estaban que estallaban por la escena que habian contemplado anteriormente. Descolgaron a Dona Antonia del techo, y sin desatar sus manos, el hombre mas blanco se tendio en el suelo, con su pene erecto como un poste, y el mulato levanto a Dona Antonia para dejarla caer con fuerzas sobre el erecto pene, que desaparecio dentro de la maltratada pero mojada vagina. Dona Antonia no pudo contener un grito de dolor que lleno la habitacion. Su tortura no habia terminado. El mulato se posesiono detrás de sus blancas nalgas, y con su pene erecto, se preparo para penetrarla por detrás. El pene era inmenzo. Era como un tubo de unas dos pulgadas de ancho y unas diez de largo.

Sin tener la menor compacion, el mulato puso su seco pene en la entrada del seco orificio rectal de Dona Antonia. Arremetio con todas sus fuerzas contra el cerrado orificio, y el pene lo penetro desgarrando la piel del agujero, causando un inmenzo dolor en el cuerpo de la cautiva. Con su vagina penetrada y con su ano penetrado de tal manera, los ojos de Dona Antonia se nublaron y casi se desmayo. Todo esto cuando sintio que su pelo era halado por la mujer que desnuda, dirigia su cabeza y su boca hacia su orificio anal. Sin tener mas remedio, Dona Antonia saco a regadiente su lengua,y comenzo a introducirla dentro del sucio ano de su torturadora, la cual se satisfacia con la sensacion.

Los dos hombres llegaron al orgasmo casi al unisono, y descargaron sus semens dentro de los maltratados orificios. Dona Antonia sintio como las ejaculaciones banaban sus interiores. Fue cuando tuvo que hacer algo que ella nunca habia experimentado en su vida. La mujer, la cual ella la penetraba por el ano con su lengua, comenzo a defecarse en su boca, y fue forzada a comerse todas las feces en medio de la risa de los complacidos hombres, que con sus flacidos penes la seguian penetrando. Ella lo hizo pensando en su vida misma. Cuando los tres terminaron y se saciaron con su cuerpo, ella fue desechada como el mas inapropiado objeto.

Lo que procedio fue historia para la maltratada y cautiva Dona Antonia. La cogieron, la sacaron del lugar donde habia sido violada, y la empezaron a preparar para lo que seria su ultima jornada.

Con sus piernas sepadas y desnuda completamente, fue tendida sobre la humeda hierba fuera de la destruida casa. Alli los dos hombres y la mujer prepararon un tronco de arbol de unas cinco pulgadas de espezor, el cual afilaron una punta con un hacha. Luego colocaron el tronco del arbol entre las piernas de la llorosa Dona Antonia, y la levantaron dejando que todo el peso de su cuerpo descansara en sus maltratados genitales penetrados por el enorme tronco de arbol. Lentamente el tronco la iba penetrando, y ella sentia como su cuerpo era partido en dos, y su vida se extinguia en manos de sus captores. Murio entre los mas grandes dolores, y su vida se extinguio empalada como lo habian hecho anteriormentes los barbaros Mongoles comandados por el terrible Hengis Kan..

Cuando la noticia arribo a la hacienda, los cadeveres de Don Regino y Dona Antonia habian sido cremados y sus senizas echadas al mar. Para las ninas, la noticia no podia ser peor. A pesar de sus edades se tendrian que hacerse cargo de todos los negocios de la hacienda.

Dos anos transcurrieron, y la nina Carmen ya no era tan nina. Era toda una mujer en sus diez y siecisieties anos, y la nina Eugenita, ya tenia mas de diez anos. Ambas habian aprendido a sobrevivir el dificil mundo de los negocios, y con lo que producia el ingenio y las plantaciones, les hacian las ninas mas ricas de la zona. Miguel, como mayoral, hacia que la hacienda produciera a maxima capacidad. Los antigos abogados de la familia se encargaban de todo los asuntos legales, y los contadores contaban cada centavo que producia la comarca. En otras palabras, las ninas mantenian una administracion estupenda sin dejar de producirce los placeres sexuales que habian aprendido de sus fallecidos padres.

Eugenita seguia teniendo a Carmela como su esclava favorita, y esta habia aprendido el arte de complacer a su ama en como ella queria. Su madre en la hacienda seguia como una sirviente en la casa a los antojos de Carmen y Miguel, quien se habia mudado para la mansion para proteccion de las ninas. Con todo el rudo carácter de Miguel, Carmen y Eugenita sabian como tenerlo en sus faldas, y Miguel obedecia todas las ordenes de las ninas. Cuando las ninas querian algun antojo, Miguel se desvivia para complacerlas, por lastima y respeto y para no peder su trabajo como administrador general de la hacienda. A las ninas no le molestaba en lo absoluto que Miguel se hiciera cargo de la administracion de los negocios, siempre y cuando estos le produjeran ganancias suficientes y ellas pudieran hacer lo que les placiera.

La rutina vida en la hacienda cambiaba a los antojos de las ninas que se surtian de todo los placeres habidos y por haber sin el menor recato. Carmela dormia en el mismo cuarto de la nina Eugenita. Antes de ir a la cama a dormir, ella sabia lo que tenia que hacer para que su ama durmiera placenteramente. Ambas desnudas como Dios las trajo al mundo, se acarisiaban hasta que llegaban a varios intensos orgasmos. Otras veces, si las cosas no salian como Eugenita queria, Carmela sabia que tenia que soportar los castigos del latigo y las dolorosas penetraciones para complacer a Eugenita, pero despues de eso ambas se besaban apasionadamente para quedar dormidas entre los brasos de ellas.

Carmen dormia sola al lado de la habitacion de Miguel, a quien ella dejaba de vez en cuando que la copulara a su capricho, pero su predilecion era Jacinta que sabia como chuparla como nadie. Tambien ella chupaba a Jacinta y la usaba en la forma que queria. Muchas noches Jacinta salia del cuarto de Carmen sangrando por su trasero de la violenta penetracion que recibia de manos de la nina, pero se habia acostumbrado a esos abusos.

El amor entre Eugenita y Carmela era evidente. Las dos ninas, ambas de la misma edad, eran inseparables. Por las mananas, ambas se levantaban, y Carmela banaba a Eugenita en la gran tina que otras esclavas llenaban con agua tibia. Ambas se sumegian en ella a la vista de dos esclavas que las miraban en todo momento. A ellas no le molestaba en lo mas minimo que las esclavas las miraran desnudas y haciendo el amor en la banera. Es mas, que en mas de una ocacion, cogian una de ellas y la hacian participe de sus matutina orgias. Durante el desayuno, Carmela le servia a Eugenita, mientras que su madre u otra atractiva y joven esclava le servia a Carmen. Ambas se sentaban en cada esquina de la mesa. Jacinta y Carmela simpre vestian los mismos vestidos. Eran unas tunicas olgadas y trasparente que dejaban entrever sus bonitas figuras. Jacinta seguia teniendo unos bonitos y erectos senos, mientras que Carmela habia desarrollado unos pezones y revelaba que su cuerpo se iba formando a la misma figura que su madre. Sus nalgas tambien se habian desarrollado, y ahora eran dos pequenos cocos redondos y bien formados. Ambas madre e hijas se paraban al lado de ambas amas, y con sus manos cogidas al frente y su mirada hacia el piso, esperaban pacientemente hasta que estas terminaban sus desayunos. Miguel raramente desayunaba con las ninas, y cuando lo hacia, le gustaba de postre hacerle el amor decenfrenadamente a Carmela. Siempre penetrando su ano despiadadamente. Carmela siempre obedecia, y lo complacia lo mejor posible delante de las miradas de su madre y de sus amas. Ellas se habian acostumbrado a los maltratos y despiadado trato de sus duenos.

Despues del desayuno, las ninas revisaban las cuentas de la familia, y Eugenita mandaba a ensillar su potro favorito para recorrer las plantaciones. Siempre lo hacia vestida como un baron y con Carmela a las ancas del potro, pegando su desnudo y afeitado sexo a las nalgas de la ama. Era placentero sentir la briza del campo, y trotar sobre el lomo sudado del potro. Era mas placentero sentir el sexo humedo de Carmela frotar las nalgas de Eugenita quien con sus manos abrazaba su estrecha cintura. Carmela tambien sentia el placer de sentir su sexo frotar las nalgas de su ama y con el lomo del potro. Ambas cabalgaban por dos horas.

A pesar de ser amoroza con Carmela, Eugenita tambien era despotica con los demas esclavos. El problema era que ella sentia un placer indescriptible en azotar jovenes esclavos y esclavas. No perdia la oportunidad de divertirse con los esclavos y las esclavas azotandolos con todas sus fuerzas y sometiendolos a los mas inhumanos desagravios. Muchas veces cogia a jovenes y bellas negras para ponerlas a darle placer a otros esclavos delante de todos los demas esclavos. Otras veces, a la hora del almuerzo de los esclavos, cogia una esclava y hacia que todos los barones la violaran haciendo una orgia. La esclava terminaba exhausta y adolorida, y era obligada a regresar a los pesados trabajos de la hacienda. Otras veces lo hacia con un baron que era obligado satisfacer a los demas esclavos sexualmente para humillacion del mismo. Esas acciones hizo que la proliferacion sexual se incrementara entre los esclavos de la plantacion y mas negras salieran embarazadas. Sus hijos iban a ser mas propiedades para ellas.

Carmen raramente recorria las plantaciones. Se complacia mas estando en la mansion, y divertiendose con los esclavos y esclavas de la casa. Pero su mayor placer era humillar a Miguel. Miguel era machista, y le desagradaba la idea de verse humillado delante de su joven y linda empleadora, pero le agradaba la idea de las pruebas sexuales que ella lo sometia. El sabia que Carlos le habia contado a Carmen sus experiencias con el. Carmen se alternaba dejando que Miguel se complaciera con las negras de la casa.

Cuando Jacinta estuvo al lado de Carmen, se inclino para formar una L. Carmen sin decir una palabra, levanto la blanca tunica de la esclava para dejar expuestas sus redondas y bien formada nalgas. Despues las abrio con ambas manos, para dejar expuesto un tarugo a la entrada del ano. Miguel observaba con ojos avidos para observar la exitante escena.

El tarugo terminaba en forma plana y redonda, lo cual no permitia que desaparesiera totalmente dentro del ano de la esclava. Jacinta tenia la cara roja de la vergüenza de ensenar sus partes intimas y admitir que estaba penetrada, pero no tenia otra opcion que la de obedecer a los caprichos de sus amos. Miguel pregunto si lo podia ver completamente, y la nina Carmen asintio. Miguel se acerco lentamente a Jacinta, y sin el menor decoro aguarro la punta del tarugo con sus manos y lo halo hacia fuera del ano de la esclava, la que no pudo aguantar y dejo salir de su interior un ahullido de dolor cuando la parte mas gruesa del 'corcho' paso por su musculo anal que se tuvo que dilatar lo maximo para que el objeto saliera.

El 'corcho' era en forma de cono, con una dimension de unas dos pulgadas de espezor en su base. Era de marfil blanco y estaba pulido. Cuando Miguel lo saco, trasas de feces estaban en sus alrededores. Jacinta permanecio en la misma posision despues que el objeto salio de su interior. Despues de verlo con detenimiento, Miguel lo dirigio hacia la boca de la esclava, la que sin decir una palabra, pero con asco reflejado en su cara, abrio sus labios para que el 'corcho' penetrara en su boca. Miguel lo empujo hasta que el objeto penetro hasta lo mas profundo de la boca de Jacinta. Despues le ordeno que lo limpiara. La esclava obedientemente lo hizo para evitar mayores represiones.

Cuando el objeto estuvo completamente limpio y ensalivado por Jacinta, Miguel se dispuso para introducirlo en el mismo luguar que estaba: en el ano de Jacinta. Cuando el objeto comenzo a desaparecer dentro de las entranas de la esclava, esta comenzo a gemir de dolor, sus ojos se llenaron de lagrimas, y su boca se retorcio de dolor, pero no se movio de la posision en que se encontraba. Miguel no paro hasta que el tarugo estuvo completamente penetrado hasta su base. Luego bajo la tunica de Jacinta y le ordeno que se sentara para que el objeto se acoplara dentro de ella. Era una tarea dolorosa para Jacinta, pero obedecio la orden.

Dicho esto ambos dejaron en la habitacion a Jacinta sentada con el 'corcho' en su interior, y abandonaron la habitacion en direccion hacia la de Carmen. La habitacion habia sido arreglada por las esclavas y estaba en semi penumbras cuando ambos entraron. Miguel habia seguido a Carmen admirando su bonito cuerpo. La idea de hacerle el amor bullia en su mente y le hacia olvidar la vergüenza. Tan pronto como entraron en la habitacion, que tenia un olor que nunca se podia olvidar: el olor a la lujuria., Carmen se despojo de sus ropas mas gruesas y se quedo en un fino lingueri que relevaba todo su cuerpo. Miguel se la comia con su mirada.

Dicho esto, Carmen despojo a Miguel de todas las ropas, y lo empujo suavemente sobre la ordenada cama. Luego se despojo de las ropas que le quedaban a ella. Tendido sobre la cama, totalmente desnudo, y con su pene erecto como una palma, Miguel observaba como la duena de la plantacion se desvestia dejando su lindo cuerpo de nina exponerse a su devoradora mirada. En su mente estaba lo que iba acontecer despues, era una incognita para el.

Carmen se dirigio hacia la cama y comenzo a oler el erecto pene de Miguel, rozando su perfecta nariz en el escroto del pene. Miguel trato de tocarse el pene, pero Carmen le dijo que no tratara, que ese era parte del trato y que ella se encargaria de todo. Carmen abrio su boca para dar paso al erecto pene de Miguel, quien gimia de placer. Lentamente, el pene fue desapareciendo dentro de la boca y garganta de la joven Carmen. Ella procedia con una maestria increible. Cuando el pene penetro su garganta, ella no pudo contener que la pegajosa saliva banara todo el pene, sus labios, y sus dedos que aguantaban al pene. El ver la bonita cara y cuerpo de Carmen entre sus piernas, y sentir los calidos labios y lengua acarisiar su pene, le producia a Miguel una sensacion de placer indescriptible.

Carmen no desperdisio toda la saliva que sin proponerselo brotaba de su boca. Con ella mojo los testiculos y ano del complacido y gimiente mayoral. Despues procedio a lamiar los testiculos, mientras que con una mano seguia acarisindo el pene del mismo. Lamio los testiculos con gusto y satisfacion, para luego dirigir uno de sus ensalivados dedos hacia el ano del machista mayoral. Cuando encontro resistencia, su lengua abandono los testiculos para concentrarce en el velludo y cerrado orificio anal de Miguel. El sintio como un corrientaso de placer recorrio su cuerpo cuando la fina lengua de Carmen penetro ligueramente su ano. Los momentos de placer que estaba viviendo eran indescriptibles.

Carmen estuvo lamiando el pene, los testiculos, y el ano hasta que Miguel estuvo a punto de estallar en un apotiosico orgasmo. Fue entonces que ella paro su tarea. Miguel seguia tendido con sus piernas abiertas y su pene palpitando de placer. Para su asombro, Carmen se levanto de la cama, y se dirigio hacia la gaveta de su mesa de noche. La abrio y saco un inmenzo falo de marfil con una correa de cuero senida a su final. Ella se la ato a su cintura, imitando un gigantesco pene que contrastaba con su fina figura. Entonces fue cuando Miguel supo lo que le esperaba. Automaticamente y sin pensarlo, se dio media vuelta y se tendio boca abajo sobre la ya caliente cama.

Carmen sin decir una palabra, se dirigio hacia los mojados gluteos del mayordomo y los abrio para exponer el humedo y lubricado orificio anal del hombre. Luego escupio el falo y lo lubrico con su pegajosa saliva. Dirigio el falo hacia el cerrado orificio, lo rozo un poco, y procedio con la penetracion. El dolor de la penetracion causo que Miguel dejara escapar un ahullante grito de dolor que estremesio toda la habitacion y fue escuchado por todos en la casa. Su pene perdio toda la virilidad que tenia anteriormente, y su boca se aferro a la sabana de la cama. Por eso Carmen no se detuvo; ella empujo sus caderas hacia delante, y el falo se perdio dentro de las entranas de Miguel. El dolor que causaba la penetracion, hizo que lagrimas banaran los ojos de Miguel, quien gimia ahora de dolor y desesperacion.

Despues de unos minutos, sus musculos anales se acostumbraron al inmenzo falo, y ahora Carmen movia sus caderas ritmicamente para darle placer. Pronto el adormesido pene del mayoral comenzo a responder ayudado por la avida mano de Carmen que lo acarisiaba mientras que lo penetraba. Cuando el pene penetro completamente dentro de Miguel y el mismo toco su glandula postratica, sintio que ya no podia aguantar mas. Carmen lo noto cuando el pene se comenzo abultar mas de lo comun, y fue cuando ella introdujo con todas sus fuerzas el falo dentro del ahora dilatado ano de Miguel.

Miguel sintio un placer increible cuando se eyaculo. El semen salio disparado banando la mano de Carmen que lo sujetaba y manipulaba constantemente. Con su tierna mano banada del semen de Miguel, Carmen la dirigio hacia sus labios y lamio los residios de semen que banaban sus dedos. Miguel habia quedado totalmente complacido con la dolorosa penetracion anal y estaba sorprendido de su reaccion.

Mirando como el mayoral se veia y con su respiracion entrecortada, Carmen supo desde ese momento que el la obedeceria y que cumpliria todos sus deseos. Carmen se complacio tambien al empalar al cruel mayoral. Su sexo estaba que destilaba sus liquidos vaginales, que goteaban entre sus abultados labios genitales. Miguel no podia creer lo que se habia dejado hacer de la nina Carmen, quien de ahora en adelante gobernaria su vida como la de cualquier otro esclavo, pero la idea de complacer a Carmen calentaba su mente y sus impulsos sexuales. Le gustaba verse humillado y forzado a performar los mas escalabrozos actos sexuales para complacerla a ella.

Este tambien era el sentimiento que Carmela profesaba por su ama; la nina Eugenita. Cuando Carmela se humillaba para complacerla a ella, un regosijo de placer banaba su infantil mente, hasta el punto que le producia un extrano placer sexual. Lo mismo ocurria cuando Eugenita le aplicaba los mas crueles martirios a su nina esclava. Ambas habian desarollado una afinidad increible; Eugenita se complacia en torturar a Carmela, y Carmela se complacia en ser torturada por Eugenita. Era un amor mutuo y sin fronteras.

Pero Eugenita no se complaica solamente con Carmela; si no que la hacia que la acompanara a sus secciones de recreacion sexual con las otras esclavas y esclavos. Una vez, vinieron dos primos de las ninas de la ciudad. Ellos eran Evelio, de diez anos, y Reimundo, de doce anos. Ambos eran bien atractivos y reflejaban el parecido a las ninas. Como ambos venian de la cuidad, no tenian nocion de las costumbres de la hacienda que eran administrada por sus dos jovenes primas. Cuando ambas hermanas vieron a sus dos apuestos primos, a los cuales no veian desde la muerte de sus padres, ambas quedaron encautivadas con sus figuras y su lujurias no se hicieron esperar. En cambio los dos muchachos se sintieron intimidados por la belleza de sus dos primas y la forma en que fueron aceptados el primer dia.

Carmen ordeno a las esclavas que le prepararan el cuarto de los invitados para ellos. Los dos muchachos subieron a la habitacion siguiendo a las dos esclavas que llevaban sus equipajes. Mientra que en la sala se quedaron Carmen, Eugenita acompanadas por la jove esclava Carmela. Fue cuando Carmen comento:

Despues de la cena los invitados y las ninas acompanadas por sus esclavas; Jacinta y Carmela, se fueron a la biblioteca de la mansion para charlar y tener un buen rato. No transcurrio mucho tiempo, hasta que despues de unos tragos de ron de cana, la conversacion se torno hacia el sexo. Los dos muchachos se tornaban colorados cuando veian lo habierta que eran sus dos primas en relacion al sexo, pero esto los excitaba y hacia que sus pantalones se abultaran dejando saber que estaban excitados. La conversacion duro hasta las nueve y media, cuando Carmen y Eugenita le dieron ha entender a sus dos primos que era hora de irse a dormir.

Ambos hermanos se fueron hacia su habitacion, mientras que las hermanas seguidas por Carmela se dirigieron hacia la habitacion continua. Cuando llegaron a la habitacion, Carmen se dirigio a un closet grande, fue hasta el fondo del mismo y descorrio una cortina. Era increible. Una pared de vidrio dejaba ver cada rincon de la habitacion y permitia oir cada ruido o conversacion de la misma, sin dejar que los interlocutores vieran y oyeran lo que estaba sucediendo en la otra parte. Carmen se lo explico a su hermana.

La habitacion era como las demas habitaciones de la hacienda. Los dos hermanos tendrian que compartir la misma cama. Cuando ambos entraron, comenzaron a prepararce para dormir. Ambos se desnudaron, se pusieron sus pijamas, y comenzasron a conversar, ya que ambos estaban acostumbrados ha irse a dormir despues de las onces de la noche.

Cuando Evelio vio el pene de su hermano en estado de ereccion, no se pudo contener. Callo de rodillas, y se dirigio a chuparselo con gran placer. A pesar de su corta edad, Evelio disfrutaba chuparle el pene de su hermano, quien gimia de placer. Poco a poco ambos hermanos comenzaron a desnudarce hasta que quedaron complemente desnudos. Reimundo se sento en la esquina de la cama, mientras que su hermano, Evelio, se acomodo entre sus piernas para dedicarse a mamarle el pene con gran placer.

Carmen y Eugenita estaban estaticas viendo la escena. Tambien Carmela ebservaba la escena. Ellas se deleitaban viendo como los dos hermanos se producian placer delante de sus ojos y sin saber que eran observados. Las ninas estaban tan excitadas que lentamente comenzaron a desvestirse sin dejar de observar el expectaculo. Fue cuando Carmen cogio la cabeza de Carmela y la hizo arrodillarse entre sus piernas y la nina obedeciendo cogio el erecto clitoris de Carmen entre sus labios y lo comenzo a chupar.

La excitación y el placer de Reimundo se reflejaba en su cara, mientras que Evelio se deleitaba con su pene en su boca. El erecto y ensalivado pene desaparecia en la boca del menor de los hermanos con una facilidad increible. Era evidente que ellos lo practicaban frecuentemente por la destresa demostrada. Despues de unos quince e interminables minutos de placer, Reimundo un se pudo contener y levanto a su hermano para besarlo apasionadamente. Ambos estaban tendidos desnudos sobre la cama, besandose y rosando sus penes cuando sin decir una palabra, el mayor de los hermanos tendio a Evelio boca abajo sobre la blanca sabana de la cama.

Reimundo se posesiono entre las redondas y lampinas nalgas de su hermano, quien obedecia y las levantaba lijeramente para exponer su orificio anal. Reimundo froto su erecto y ensalivado pene contra el seco y cerrado orificio. Luego hizo precion contra el mismo para que su pene entrara ligeramente. La primera penetracion causo que Evelio gimiera un pequeño ahullido de dolor y mordiera la sabana. Mientras que el pene seguia su paso dentro del apretado ano del menor, este gemia de dolor y desesperacion pero su hermano no le importaba, lo unico que queria era placer. Luego de unos minutos de dolores, el ano del menor se adapto al larguchento pene de Reimundo.

Mientras tanto, en la adjunta habitacion, Camen y Eugenita observaban mientras que Carmela satisfacia a Carmen mordiendo y acariciando su clitoris. Carmen se retorcia de placer mientras que Eugenita se masturbaba y gimia acariciandoce ella misma sus pequenas partes genitales. De vez en cuando, Carmela levantaba la mirada para ver las caras de su amas y la satisfaccion que ambas estaban recibiendo. La excitación de Carmen era tal, que sus liquidos vaginales banaban la cara de Carmela que no abandonaba de mordisquiar y lamiar el excitado clitoris de la nina Carmen.

Evelio seguia tendido boca abajo mientras que su hermano remetia contra su pequeño ano. El dolor se habia transformado en placer. El menor habia dejado de morder las sabanas y ahora gemia de ansias sexuales, mientras que su hermano mayor lo penetraba con todas sus fuerzas. Cuando Reimundo estaba a punto de eyacularse, Carmen separo a Carmela de sus genitales y prontamente se vistio, para asombro de ambas ninas, que quedaron petrificadas por la reaccion.

Carmen corrio prontamente hacia la habitacion donde se encontraban ambos hermanos en extasis de placer y abrio la puerta de un golpe. Ambos no podian creer que los habian cogido in fraganti. Reimundo estaba en la mitad de su eyaculacion banando el interior de su hermano con su calido semen.

Sin decir una palabra ambos hermanos se levantaron al unisono, para dejar expuestos sus desnudos cuerpos y jadeante y entrecortada respiracion. El pene del hermano mayor estaba flacido y embarrado de semen and feces. Mientras que Carmen observaba el semi erecto y no desarrollado pene del menor de los hermanos. Carmen camino alrededor de los cuerpos y toco sus gluteos y genitales para agregar:

Sin decir una palabra, Reimundo se arrodillo delante de Evelio, y con sus labios cogio el pequeño pene con su boca y comenzo a chuparlo. El pequeño pene le cabia dentro de su boca sin dificultad. A pesar de ser la primera vez, Reimundo chupaba el pene con destresa delante los avidos ojos de Carmen, mientras que Eugenita observaba la escena desde el cuarto continuo y Carmela chupaba su clitoris con placer.

Carmen se encontraba tan excitada, que comenzo a desnudarce nuevamente delante de los avidos ojos de sus primos. Esto excito tanto a Reimundo que aguanto a su hermano por las apretadas nalgas y comenzo apretar su boca contra el pene del mismo. Camen ligeramente obligo al mayor de los hermanos a ponerce en cuatro, sin que este abandonara el pene del menor. Luego comenzo acariciar el flacido pene que con las carisias comenzo nuevamente a ponerce erecto.

Despues Carmen aparto las nalgas de Reimundo para exponer el seco y cerrado ano. Ella observo el rodado y virginal ano, para despues mojarce su dedo pulgar y comenzarlo acarisiar el orificio. Reimundo sintio como un corrientaso de placer recorrio todo su cuerpo. Ese era solamente el comienzo. Luego Carmen dirio su afilada y ensalivada lengua hacia el orificio. Esta era la primera vez que Reimundo sentia que una lengua lamia su ano, y su mente se plago de lujuria. Su pene acquirio una total erecion, mientras que Evelio sentia una sensacion increible en su pequeño pene.

Carmen dejo de acarisiar con su lengua el ano de Reimundo para coger un falo del tamano de un pene normal. Se posesiono detrás de las nalgas de Reimundo para dirigir el falo hacia el cerrado orificio. Cuando el falo toco la entrada del ano, Reimundo supo a lo que venia, pero no tenia otra opcion que la que seguir chupando el pene de su hermano menor y aguantar la penetracion de su prima. Carmen tuvo que presionar bien duro para que el falo entrara su primera pulgada. Cuando el falo entro la primera pulgada, Reimundo sintio un dolor indescriptible. Su anillo anal se dilato, y el dejo salir un grito de dolor de los mas profundo de su alma. Abrio su boca para crisparla con un gesto de dolor, mientras que el pene de su hermano seguia en su boca.

Con una mano Carmen precionaba el falo contra el ano, mientras que con la otra acarisiba y manipulaba el ahora inerte pene. El falo desaparecio poco a poco dentro del virginal ano de Reimundo, quien sentia dolor pero no queria que su prima parara la penetracion. Carmen sabia como hacer el dolor placentero. Ella comenzo a manipular el falo hacia dentro y hacia fuera mientras que sentia que el pene del muchacho se ponia erecto otra vez en su mano.

Reimundo sintio que un bullicioso orgarmo se aproximaba. El falo entro tan profundo que toco su glandula prostatica, y esto causo un gran efecto en el. Sus testiculos se inflamaron de semen, hasta que parecian que reventaban. Fue cuando Carmen los lamio con todas sus ansias, hasta que Reimundo exploto en un orgasmo apotiosico, banando la mano de Carmen. Entonces Reimundo dejo de chupar el pene de su hermano, y Carmen saco poco a poco el falo del penetrado ano de Reimundo. Evelio habia observado toda la escena y sentia invidia de su hermano. El falo era mas grande que el pene de su hermano.

Cuando Carmen entro a la habitacion, se encontro que Eugenita y Carmela estaban en pleno extasis en un sesenta y nueve y ambas penetrandose con sendos falos. Carmen no tuvo otra opcion que coger un enorme falo y masturbarse con el mientras que observaba a ambas ninas darse placer. Todas estuvieron dandose placer por los proximos treinta minutos hasta que todas quedaran satisfechas.

A la manana siguiente, los dos hermanos conjuntamente con sus primas se sentaron en la mesa para el desalluno, mientras que las esclavas, como de costumbre servian la mesa y se posesionaban de acuerdo con las reglas de la hacienda. Los dos hermanos tenian presente en sus mentes el recuerdo de la noche anterior y en sus traseros el dolor placentero de la penetracion. Todos desallunaron opiparamente sin decir una palabra de lo sucedido la noche anterior, pero el aire de lujuria se respiraba y en las miradas de todos estaba presente. Durante el desalluno Reimundo no dejaba de observar a los senos de sus primas. Los bien formados senos de Carmen le parecian presiosos mientras que los pequenos senos de Eugenita le parecian almibosos. Hasta ahora ellos no sabian las experiencias que ambas hermanas tenian.

Cuando terminaron el desalluno, Carmen le dijo a Evelio que podia irse a pasear a caballo con el mayoral de la hacienda. Antes de partir de la casa, Carmen susurro algo al oido de Miguel quien sonrio con malicia, y el nino y el mayoral partieron dejando en la casa a Reimundo con sus primas y las esclavas. Ambos se alejaron con sendos caballos al trote.

El dia era perfecto. El cielo azul y la brisa fresca hacian que las palmeras parecieran mas verdes y blanca que de costumbre. Miguel y Evelio charlaban amigablemente y ambos reian de las anecdotas que el mayoral le contaba al menor. Despues de unas dos horas de cabalgar, ambos llegaron al rio que cruzaba la hacienda. Fue cuando Miguel le dijo a Evelio que se desmontaran para darle de beber agua a los caballos y a descansar unos minutos.

Ambos se tendieron sobre la fresca y verde hierba mientras que los caballos bebian agua a sus anchas. Miguel le pregunto a Evelio:

Evelio imito al mayoral sin dejar de observarlo para mirar el cuerpo desnudo del adulto. Miguel tambien observaba como el menor mostraba poco a poco su tierno cuerpo. Cuando Miguel estuvo completamente desnudo se fijo que Evelio no apartaba su mirada de su pene. A Evelio le parecia increiblemente grande el pene de Miguel. El solamente habia visto anteriormente el pene de su hermano y ahora lo comparaba en su mente con el pene de Miguel. El pene del mayoral era mucho mas grande que el pene de su hermano.

Miguel tendio su mano para ayudarle a levantarse a Evelio del suelo. Este a su vez tendio su mano derecha para levantarse con rapidez. Miguel tambien observo el delicado y tierno cuerpo del menor. Sus partes genitales no habian desarrollado completamente y su pequeño pene estaba en estado de media erecion. Miguel tambien observo las redondas y paradas nalgitas lampinas que le hacia recordar las nalgas de Eugenita. Ambos entraron a las frias aguas del rio cogido de las manos hasta que el agua llego a la cintura de Miguel y el pecho de Evelio. Fue cuando Miguel cargo en sus brazos al asustadiso nino. El sentir el cuerpo desnudo del menor en sus brazos causo que el pene de Miguel respondiera.

Eso fue percibido por Evelio que sintio el duro miembro rozar en su trazero, para su sorpresa y placer. Ambos reian y retozaban dentro del agua del rio. Fue cuando Miguel le pregunto a Evelio:

Sin decir otra palabra, Miguel alzo al nino con sus fornidos brazos para coger el pequeño pene entre sus labios y comenzarlo a chupar con dulzura. Evelio sintio el placer de sentir su miembro chupado por otro hombre. Miguel levantaba al menor sosteniendo sus nalgitas entre sus manos. Camino con el nino entre sus brazos y el pene en su boca hasta las piedras a la orilla del rio. Alli lo posesiono y se dedico a chupar el delicioso y erecto pene de Evelio, quien estaba en el paraiso. Despues de unos minutos de placer, Miguel hiso que Evelio se virara para chupar el cerrado ano de este mientras que con su mano malipulaba el pequeño pene. El placer era indescriptible.

Miguel paro de lamiar el ano de Evelio, para poner cerca de la cara de este su abultado y erecto pene. El nino, al principio asustado, cogio el mismo entre sus labios y comenzo a chuparlo como lo habia echo anteriormente con su hermano. El pene de Miguel era mucho mas grande que el de Reimundo, pero el menor se las arreglo para aglutinizarlo en su pequena boca. Miguel se dio cuenta que esta no era la primera vez que Evelio mamaba. A pesar de la corta edad, el menor sabia como chupar. Entonces Miguel trato de probar la perseverancia de Evelio. Cogio la cabeza del mismo, y empezo a meter el pene tan profundo en la gargata del menor hasta lo que podia. Poco a poco el inmenzo pene desaparecia dentro de la boca del menor, quien tocia y soltaba baba de su boca cada vez que el pene tocaba su garganta. Que placer estaba recibiendo Miguel!!!!!

Despues de satisfacerce con la mamada, Miguel se poseciono detrás de las redonda, lampinas, y apretadas nalgas de Evelio, quien permanecia en cuatro. Con un dedo mojado en saliva penetro el estrecho agujero. El nino sintio que sus entranas se abrian y el corrientazo de placer bano su cuerpo. Miguel rozo su palpitante pene en el agujero e hizo precion contra el mismo. Evelio sintio como su ano se dilataba para dejarle paso al gran intruso. Tambien sintio un inmenzo dolor cuando el miembro penetro su primera pulgada. Quiso parar la dolorosa penetrasion poniendo su mano derecha en las caderas del mayoral, pero este se la sujeto y lo penetro otra pulgada. Evelio no se pudo contener y emitio un grito de dolor que el eco del rio lo llevo haasta todos los alrededores.

Poco a poco y sacandola y metiendola, el inmenzo pene de Miguel entro completamente dentro de Evelio. Este se acostumbro dilatando su agujero y despues de unos instante de dolor, comenzo a mover sus caderas contra el pene. Ambos estaban en extasis. Los testiculos de Miguel se inflamaban de semen cada vez que su pene penetraba profundamente el ano del menor. Fue cuando Evelio sintio su interior banado con el esperma del semen del mayoral, quien no pudo contener el ahullido de placer.

Cuando Miguel termino su orgasmo se tendio sobre el cuerpo del menor, que lo cubrio con su cuerpo. Ambos jadeaban de placer. Fue entonces que Miguel procedio a sacar su flacido pene del orificio del menor, quien sintio un gran alivio cuando el miembro del mayoral salio de su ano. Habia sido para el menor una experiencia inolvidable; era la primera vez que un hombre como Miguel lo penetraba de esa manera. La penetracion habia sido dolorosa al principio, pero Evelio la habia disfrutado a capacidad. Su ano le ardia y dolia pero estaba orgulloso de haber complacido al mayoral.

Mientras tanto en la casa, Reimundo tambien tenia sus propias experincias. Tan pronto como Evelio y Miguel desaparecieron trotando, Carmen, Eugenita, Reimundo, y Carmela fueron a la biblioteca. Despues de unos tragos, cosa que Reimundo no estaba acostumbrado, servido por Carmela, quien se encontraba semi desnuda a pedido de su adolecente ama, la conversacion se torno a lo erotico.

Carmela obedientemente se acerco a Carmen, mientras que Reimundo y Eugenita observaban calladamente. Cuando Carmela estuvo al lado de Carmen, Carmen levanto su camison para dejar expuesto el lindo cuerpo de la menor con sus capullitos de senos a la vista del primo que observaba y no podia creer lo que estaba viviendo. Carmen acarisio los semi dessarrollados genitales de la esclava con su mano, quien emitio un ligero gemido de placer. Luego con su boca copo uno de los pezones para comenzarlo a chupar con dulzura y placer, mientras que observaba que el joven Reimundo no se podia contener y su erecion era tal que se podia notar a traves del pantalon.

Eugenita sin decir una palabra y sin dejar de observar como su hermana mayor usaba su esclava preferida, se tendio entre las piernas de su primo y acarisio su pene sobre la tela del pantalon. Reimundo sintio un escalofrio de placer; no podia creer lo que estaba viviendo. Eugenita abrio la portanuela del pantalon y saco el erecto pene de su primo quien gemia de placer entre cortadas respiraciones. Con la abilidad desarrollada durante su corta vida, Eugenita comenzo a chupar el delgaducho pene de su primo, quien como ignotisado observaba a su prima mayor gozar a la nina esclava, quien tambien gozaba el momento.

Euguenita bajo los pantalones de Reimundo hasta las rodillas de este, para dejar expuesto sus gluteos y erecto pene, el cual lo chupaba metiendoselo completamente dentro de su boca. El muchacho se habia puesto de pie, y la menor de su prima arrodillada delante de el, presionaba su cabeza contra su erecto miembro y empujaba su cuerpo aguantando sus redondas nalgas. Mientras tanto, Carmen acarisiaba los genitales y los gluteos de Carmela y no separaba su boca de los pezones de la esclava, quien tambien estaba disfrutando el expectaculo.

Reimundo le parecia que estaba en el paraiso, su cabeza le daba vuelta del placer que estaba recibiendo. Fue entonces que sintio los dedos de Euguenita buscando su ano y penetrarlo ligeramente. El sintio un corrientaso de placer y sintio que el semen se adelantaba prontamente. Euguenita sintio en su boca como el pene de su primo se inflamaba y como el semen le injectaba fuertemente su garganta. La ejaculacion fue tanta que la ahogo y la hizo tocer, pero se las arreglo para tragarselo completamente, hasta la ultima gota.

Ambas se desnudaron y Euguenita se tendio sobre la alfombra de la habitacion con sus piernas abiertas. Carmen procedio a tenderse sobre el cuerpo de la nina, poniendo su joven sexo en la boca de esta. Carmela fue hasta una de las gavetas del juego de comedor y saco un falo de marfil redondo, como de una pulgada y media de espesor y unas dies de largo. Ambas hermanas comenzaron a chuparce sus sexo con dulzura y satisfaccion, mientra que la joven esclava se poseciono detrás de las redondas y rosadas nalgas de Carmen para comenzar a chupar y lamiar el agujero anal de esta, mientras que Euguenita chupaba el clitoris. Reimundo no podia creer lo que estaba viviendo. A pesar de haberse ejaculado minutos antes, sentia como su pene respondia poco a poco nuevamente.

Despues de unos minutos, Carmela ensalivo el falo, y lo posesiono en la entrada del ano de Carmen, quien emitio un gemido de placer. Pero cuando la esclava hizo precion y el objeto penetro la primera pulgada, volvio a gemir, pero de dolor. El dolor no le hizo abandonar la tarea de chupar el clitoris de su hermana menor. Carmela habia aprendido como hacerlo muy bien despues de todas las experiencias que habia acumulado. El falo no se detenia y cada vez que salia un poco, volvia a entrar mas profundo y causaba que Carmen moviera sus caderas. Despues de unos minutos, Carmela habia introducido el objeto como unas seis pulgadas dentro de Carmen, y los ahullido de dolor y placer de esta llenaban la habitacion. Esto causaba que Reimundo se excitara nuevamente, y ahora observaba la escena con su casi erecto pene entre su mano para masturbarse lentamente.

Reimundo sin decir una palabra se posesiono entre las piernas de Euguenita con su pene erecto. Carmen separo ligeramente su cabeza para dejar que el muchacho se posesionara. Ella comprendio cuales eran sus intensiones automaticamente. Por eso, ella cogio con su mano el pene del primo para chuparlo y ensalivarlo y despues comenzarlo a rozar contra la ya mojada y excitada vagina de su hermana menor, quien no dejaba de deleitarse con el clitoris de Carmen. Reimundo sintio una sensacion increible cuando su pene entro dentro la humeda vagina de Euguenita. Que sensacion tan maravillosa!!!!!!!!!

Le vagina le parecio mucho mejor que el ano de su hermano y la sensacion de lujuria por lo que estaba occurriendo en la habitacion lleno su infantil mente. Fue cuando comenzo a penetrar y sacar su pene de la vagina, mientras que Carmen retorno a darle placer al clitoris de su hermana, y mientras que Carmela la seguia penetrando brutalmente por el ano. Esta vez, Reimundo no se ejaculo tan rapido. Los cuatros estuvieron dando y recibiendo placer por unos veinte minutos. Entre estertores de placer, Carmen, Euguenita, y Reimundo llegaron a sus orgasmos al unisono, mientras que Carmela al ver satisfecha a Carmen, saco lentamente el falo del ano de la misma, para despues proseguir a limpiarlo con su boca como sus amos la habian ensenado.

Que desalluno tan delicioso tuvieron todos los amos de la hacienda, desde las ninas, los primos y hasta el mayoral. Los primos estuvieron satisfechos en sus grandes desos sexuales. Aunque Evelio no le comento a nadie su aventura sexual con el mayoral, mientras que su hermano mayor Reimundo si le comento sus aventuras con sus primas. Ambos muchachos parecian que no tenian cuando parar por el sexo. Ambos se encontraban facinados por todas las aventuras sexuales en solamente unos dias, y como sus primas los complacian en todos sus antojos sexuales. Tambien a ellos les maravillava como las esclavas y los esclavos las obedecian y se desvivian en complacerlas aunque sus deseos fueran los mas perversos, degradantes, humillantes, y dolorosos. Pero todo era el comienzo.

Una manana, ambos muchachos se reunieron con sus primas despues del desalluno para ir a un lugar nuevo para ellos. El lugar no era otro que el cuarto de torturas de sus fallecidos padres. Ambos no podian creer que hubiera manera de satisfacerse sadisticamente, pero tenian que obedecer a sus primas, las cuales le prometieron que iban a observar un espectaculo inolvidable en sus vidas. Tambien que iban aprender como tratar a sus subordinados en un futuro.

Cuando entraron en el cuarto, se encontraron con el espectaculo de una joven mulata esclava colgando del techo, totalmente desnuda, y con dos inmensos falos atravesando sus orificios. La esclava habia permanecido toda la noche en esa posision, y al perder las fuerzas de sus brazos, los falos la habian estando penetrando poco a poco hasta que todo el peso de su cuerpo reposaba en los falos que la penetraban hasta lo mas profundo de su interior. El inmenzo dolor estaba reflejado en el bonito rostro de la esclava, la cual gemia y pedia clemencia a sus jovenes amas. Lagrimas corrian por su mejillas; eran las lagrimas del dolor, la desesperacion, y la humillacion. Tambien corrian finos hilos de sangre por los falos penetrados en la esclava; eran que habian rotos algunos vasos sanguineos en el interior de esta.

Los cuatro jovenes entraron en la habitacion seguidos por Carmela, quien sabia los dolores y maltratos que estaba recibiendo la torturada esclava en la carne propia. Ese habia sido el lugar donde Don Regino la habia penetrado la primera vez y ella habia comprendido lo que era ser mujer esclava.

Los muchachos vieron la escena con ojos de terror y admiracion, pero lo que le habian dicho sus primas, llenaba su imaginacion de morbosidad y lujuria. Sabian que podian usar la esclava a sus antojos. Caminaron silenciosamente alrededor de la colgante esclava quien los miraba con ojos de miedo y con cuerpo tembloroso. Ella era bonita y tenia un cuerpo espectacular. Ambos muchachos se preguntaban a si mismo, como era posible que tan bonita y joven criatura pudiera estar penetrada por tan grandes falos.

Euguenita le hizo un gesto a Carmen, quien procedio a manipular el mecanismo para levantar a la esclava, para que los falos salieran de sus agujeros. Luego Carmen la hizo desender hasta el humedo piso. Por haber estado toda la noche colgando y penetrada, las extremidades de la esclava estaban sin fluido sanguineo y no se pudo contener de pie. Euguenita coguio un latigo de la pared y golpeo todo el cuerpo con todas sus fuerzas para asombro de sus primos. Esto le excitaba a la nina.

La esclava a duras penas y recibiendo los crueles latigazos de su joven ama, se incorporo lentamente sin dejar de sollosar y pedir clemencia. Su cuerpo era delgado y proporcionado. Su cara reflejava la joven juventud, mientras que sus erectos senos, sus grandes y erectos pezones, sus redondas nalgas, y sus bien formadas piernas, la hacian lucir como una Venus mulata. Los muchachos la devoraban con sus miradas.

Todos en la habitacion habian escuchado el relato viendo como Euguenita caminaba alrededor de la temorosa esclava, quien temblaba por el temor de enfadar a su martirizadora. Los muchachos no sabian que hacer, pero sus penes reflejaban sobre la tela de sus pantalones con el solo hecho de ver el cuerpo desnudo de la mulata. Carmen estaba acostumbrada a ver similares escena, y esta la estaba disfrutando, ya que se acarisiaba sus senos y genitales por ensima de su ropon. Carmela, como de costumbre, observaba y admiraba la destresa con que su joven ama trataba a una de sus similares.

Euguenita mando a Evelio que se acercara. El menor de los hermanos se acerco con cautela y temor, pero despues comprendio que no le iba a pasar nada malo. Por el contrario, su prima desabotono la portanuela de su pantalon y saco su erecto y pequeño pene. Luego, le dio instrucciones a la esclava para que comenzara a chuparlo. Esta sin titubear, se arrodillo delante del nino y comenzo hacerlo con la mayor brevedad. Evelio estaba en las nubes, flotando de placer antes de los ojos de los demas. La esclava estaba realizando un buen trabajo con el nino. El pequeño pene salia y entraba en la boca de la esclava como si nada, y el nino gemia de placer. Las primas miraban el ritual en extasis.

El hermano mayor tenia el pene tan erecto que las gotas de semen embarraban su pantalon, mientras que Carmen lo miraba y sonreia discretamente. Euguenita estaba dedicada a proferirle sufrimientos a la esclava y Carmela permanecia con sus manos al frente y su mirada al piso, para no ofender a sus amas. Ademas, Carmen se delitaba con las necesidades que tenia su primo de ejacularce. Ella sabia que la escena le causaba un gran placer al nino y por eso desidio de darle otro espectaculo. Cogio a Carmela de la mano, y la hizo arrodillarce delante de ella. Luego subio su salla y le indico a la nina que comenzara a chupar su sexo como le habian ensenado. Carmela sabia lo que tenia que hacer. Calladamente, se removio su camison y se arrodillo entre los muslos de Carmen para coger entre sus carnosos labios el clitoris de su ama y empezarle a darle los acosbrados placeres.

Mientras tanto, la esclava seguia chupando el pene de Evelio, y Euguenita, para su placer, descargaba de vez en cuando el latigo sobre la espalda de la martirizada esclava. La mulata brincaba de dolor y gemia, pero no abandonaba de chupar el pene de Evelio. Lo siguio haciendo cuando la nina agarro su abultado sexo y lo apreto tanto como pudo. La mulata grito de dolor, pero con el pene dentro de su boca.

Eugenita se desnudo para pararse al lado de su primo Evelio, quien no sabia que hacer, y miraba con asombro el menudo y bonito cuerpo de su prima. Eugenita acerco su boca hacia la boca del primo y lo beso con una pasion indescrita, pero con una mano separo la cabeza de la esclava del pene de Evelio, y lo dirigio hacia su sexo. Ella sabia que era la primera vez que la esclava tenia que complacer a una mujer. Con asco reflejado en su rostro, la esclava abrio sus labios y los poso en el medio de los labios de los genitales de su cruel y joven ama. El nino no podia creer lo que estaba viendo, pero le producia un placer increible. Luego, Eugenita le ordeno al nino que la penetrara por el ano, mientras que la mulata lamia insesantemente su sexo.

Primero, Eugenita se viro hacia la esclava y abrio sus redondas y bien formadas nalgas, y le ordeno que mojara su ano con saliva. A reganadiente, la esclava saco su puntuda lengua, y la dirigio hacia el ano de la nina para mojarlo lo mas que pudo. Eugenita se viro cuando sintio su ano mojado suficientemente para que el pequeño pene de su primo resbalara con suavidad dentro del agujero. Evelio se posesiono detrás de las redondas nalgas de su prima y dirigio su pene hacia el cerrado agujero. Cuando su pequeño y erecto entro el el ano de la prima, Evelio sintio un placer enorme y comenzo a introducirlo y sacarlo gimiendo de placer.

Reimundo sentia envidia del placer que estaban recibiendo todos y que el no estaba recibiendo nada. Carmen le dijo, al fin, que penetrara a Carmela por delante para que se complaciera. Carmela estaba en cuatro entre las piernas de la mayor de las hermanas chupando el clitoris como a la ama le gustaba. Reimundo se posesiono detrás de las lindas nalgas de Carmela y rozo su palpitante pene en la entrada de la vagina. Luego empujo sus caderas hacia delante, y el pene penetro a la nina, la que dejo salir un pequeño gemido de dolor, pero ella estaba a esas penetraciones. Reimundo comenzo a sentir que estaba en las nubes del placer.

No habian pasado unos veintes minutos, todos estaban a punto de alcansar un orgasmo. Evelio, quien era el meno en el grupo, comenzo a sentir algo nuevo para el. Sus testiculos se incharon y unas ganas de soltar lo que tenia dentro comenzo su viaje hacia el exterior. Era un placer increible!!!!! De pronto, lo que tenia dentro empezo a salir de su pequeño pene y penetro lo mas que pudo a su prima, y grito del placer. Era la primera vez que se ejaculaba en su vida y le agrado tanto que quedo como desmallado y sus piernas le temblaban y gadeaba. Eugenita sintio como el semen de su primo banaba todo su interior y tuvo un orgasmo que derramo todos sus fluidos en los labios y la cara de la esclava.

Reimundo tambien derramo todo su semen dentro del apretado ano de Carmela, quien tambien sintio como su interior y su boca mojada con la ejaculacion de Carmen en su boca. Que experiencia tan rica habian recibido los amos de la hacienda y cuanta humillacion las dos esclavas!!!!!!!!! Pero Carmela estaba complacida de obedecer las ordenes de Euguenita y esto la satisfacia tanto como un orgasmo.

Cuando Reimundo y Evelio se marcharon de la hacienda, llevaban con ellos las mayores experiencias sexuales que perdurarian por toda sus vidas. Tambien llevaban con ellos el recuerdo inolvidable de sus jovenes y ricas primas como tambien la del mayoral y los esclavos y las esclavas. En la ciudad y la sociedad, nadie se entero de los placeres que se vivian en la hacienda, pero el enrequesimiento de ambas jovenes causaba envidia en los circulos familiares de ellas. Carmen y Eugenita habian nacido y cresido para ser buenas negociantes y administradoras.

Cuando la familia quisieron quitarle las riquesas adquiridas de sus padres ofreciendose al Gobernador General O'Farril como tutores de ambas, ambas jovenes se enfrentaron ensenando sus abilidades de manipulacion. Bajo la administracion de Carmen y la organización de Eugenita, demostraron que las dos hermanas tenian el control completo de la ricas hacienda y eran una importante parte de economia cubana a los finales del siglo XVII .

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